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Viacrucis sin gente por primera vez en más de 170 años

CIUDAD DE MEXICO - El Vía Crucis de Iztapalapa, la más tumultuaria y famosa representación de la Pasión de Cristo, que tiene lugar cada año en la zona más depauperada y sobre poblada de la capital mexicana, se escenificó por segunda vez en su centenaria historia, sin asistentes debido a la pandemia de Covid-19.

Nacido hace 178 años a raíz de una epidemia de cólera, que impulso plegarias, ruegos y plegarias masivas de la población, al final de la cual los fieles peregrinaron agradecidos al santuario del Señor de la Cuevita, en la Catedral de Iztapalapa, donde prometieron emular este acontecimiento icónico del Evangelio.

Resulta irónico que otra pandemia obligara a suspender la asistencia de alrededor de dos millones de fieles que asisten cada año a presenciar esta original escenificación religiosa, procedentes no sólo de México, sino de diversas naciones de América Latina y otros países.

No menos paradójico es que Iztapalapa haya sido "la zona cero" de la crisis sanitaria, es decir, el área más golpeada de la Ciudad de México y su zona metropolitana, el epicentro de la pandemia, debido a la abundancia de asentamientos irregulares o "ciudades perdidas" que abundan en su geografía.

Casi 6.000 personas han muerto y más de 95.000 resultaron infectadas en Iztapalapa hasta ahora.

La alcaldía Iztapalapa y el Comité Organizador de Semana Santa en Iztapalapa tuvo que tomar por segunda vez la dolorosa decisión de efectuar los distintos episodios sobre la última etapa en la vida de Cristo de manera simbólica, en un espacio cerrado, sin acceso al público, con un número de actores reducido.

Además, los organizadores debieron adoptar extremas medidas sanitarias para proteger la salud de todos los participantes, por recomendación de las autoridades sanitarias para evitar la concentración de personas que provoquen la propagación del Covid-19, justo cuando la sombra de la tercera oleada de la pandemia asoma de nuevo en el horizonte.

El Vía Crucis de Iztapalapa sí puede verse en vivo por televisión y por medio de los sistemas digitales de comunicación.

Este viernes se celebraba el punto culminante del "Camino del Calvario", con la procesión hacia el Gólgota, durante la cual Cristo es azotado por soldados romanos y se llevan a cabo las llamadas "Siete Caídas", previas a las últimas palabras de Jesús en la Cruz y el diálogo con Dimas y Gestas.

La suspensión del Via Crucis de Iztapalapa, como el de otras representaciones similares que abundan en pueblos y ciudades de todo el país, constituye un fuerte golpe también para la economía que gira en torno de estos actos simbólicos, pues también se interrumpen las actividades comerciales, ferias, romerías y espectáculos alrededor de la representación. Las autoridades de la ciudad ordenaron un férreo operativo de seguridad y vigilancia para garantizar el cumplimiento de estas medidas.

Con 2,2 millones de contagios y más de 203.000 muertes, México destaca como uno de los tres países con más fatalidades y con uno de los índices más altos de letalidad (cuatro veces superior a la media mundial).

La Pasión de Iztapalapa también destaca este año porque coincide con la campaña de vacunación masiva de personas mayores de 60 años en la zona, una de las últimas cinco alcaldías en las que se lleva a cabo la ansiada inoculación.

Aunque México cumple más de dos meses con la "curva aplanada" de la epidemia, y el desconfinamiento es casi total en el país, pues ningún estado se encuentra actualmente "en rojo", las autoridades no cesan de alertar a la población sobre la necesidad de adoptar precauciones en Semana Mayor ante el peligro de una tercera oleada.

El estudiante de Química Brandon Neri, de 20 años, fue elegido para representar a Cristo este año, lo que es considerado un honor pues un comité se encarga de elegir cuidadosamente a la figura principal de la representación, que debe tener un currículum intachable.

Además, se exige que el actor que haga el papel principal mida al menos 1.75 y tenga una condición física impecable, por cuanto la cruz que debe cargar por dos kilómetros cuesta arriba hasta una colina pesa 90 kilos y mide seis metros de largo.