09/May/2024
Editoriales

Ignacio Matus

Maestro de la crónica deportiva, sin duda Ignacio Matus Jiménez llegó a ser uno de los mejores periodistas mexicanos que cubrió toda una época en el fútbol. Salido del Barrio de Santa Paula, y forjado a la sombra de otro grande del periodismo, don Antonio de la Huerta, referente máximo en el mundo del fútbol que dejó una escuela en el periodismo deportivo en México.

 Cubrió 11 Copas Mundiales (desde Suecia 58 hasta Francia 98), innumerables torneos internacionales, desde que México comenzó a participar en la Copa América en 1993, el asistió a todas. Cuento aparte los torneos eliminatorios de la CONCACAF que fueron muchos. Más allá de su brillante carrera periodística, tuve la fortuna de conocerlo y ser su amigo por motivos de tantos viajes que hicimos durante más de 20 años. Pudiera escribir un libro de varios tomos de nuestros viajes por el mundo y las innumerables anécdotas que vivimos, comenzando por Centroamérica, donde hacíamos giras que duraban por lo menos un mes ya que México pertenece a la CONCACAF y teníamos que eliminarnos con países pequeños e islas  que en un día las recorríamos, colonias Holandesas como Aruba, San Vicente, o Trinidad y Tobago que fue colonia Inglesa sin dejar de mencionar todos los países centroamericanos incluyendo Cuba y Belice y por supuesto, las Bermudas. Esos viajes hicieron que llegáramos a ser amigos y convivir más allá del fútbol.

 Fue director del diario deportivo “ ESTO” y “OVACIONES”, en el primero trabajo por más de 30 años y su columna “Cosas de la patada” era lectura obligada por todos los conocedores de fútbol, además de dirigentes, jugadores y entrenadores, porque sus comentarios certeros y atinados, formaban opinión en el medio futbolístico. Era claro y preciso. Algunas de sus frases que recuerdo “no hay crónicas o columnas ni largas, ni cortas, simplemente hay buenas y malas”.

 Muchas veces, nuestras estancias en otros países se prolongaban, ejemplos eran la Copa América que se desarrollaba en un país de Sudamérica como Ecuador, Uruguay, Colombia, Chile o Argentina de las que más recuerdo en donde durábamos mes y medio cuando llegábamos a finales. Era una convivencia permanente porque Don Nacho, como cariñosamente le decíamos, quería estar cerca de la Selección y que más que nosotros para saber lo que sucedía dentro de la misma. Al mismo tiempo, él nos pasaba las noticias que sucedían en México.

 Mención aparte era cuando viajábamos a Europa, donde él terminaba de escribir a las 3 de la mañana, 8 de la noche tiempo de México, hora que él terminaba sus notas. A esa hora nos despertaba para bajar a tomar un café y hablar de fútbol y de cultura ya que había estudiado Filosofía y Letras. Era mucho más que un periodista.

 También inolvidable un viaje interminable que hicimos de Chicago a Tokio donde un directivo de los que yo llamo “de temporal” porque sólo pasan por el fútbol un corto tiempo, no permitía que Don Nacho viajara con la Selección. Al final logramos que viajara junto con nosotros, como siempre lo hizo durante muchos años.

 Comentario especial merece la Copa Mundial Francia 98, donde aparte de que la Selección viajó un mes antes del Mundial, yo como miembro del Comité Organizador viajé 6 meses antes y Don Nacho me acompañó la mayor parte del tiempo. Un hecho anecdótico es que en el partido contra Holanda el 25 de Junio en Saint-Ettiene, me pidió que Edson, su hijo me acompañara ya que habíamos alquilado todo un tren para la multitud de aficionados mexicanos que asistieron a ese Mundial, que para mí ha sido el mejor, y entre la gente, el chico se nos perdió, lo localizamos porque ya le habíamos dado el boleto y sabíamos que estaría junto a mi familia, como así fue.

 Murió a los 85 años, víctima de un accidente cerebro-vascular el 13 de septiembre de 2017. Ya había sido laureado por la mismísima FIFA, otorgándole una réplica de la Copa Jules Rimet. Sin duda todavía no se escribe la historia completa de este gran hombre y mejor amigo. Prócer del periodismo deportivo.