09/May/2024
Editoriales

Las cosas de la vida

Nuestra memoria es increíble; puede retener cosas muy antiguas y olvidar otras recientes. La explicación es que la memoria las clasifica de acuerdo a su importancia que, desde luego, es absolutamente discrecional. Por ejemplo, yo tengo recuerdos vagos de un par de piñatas a las que asistí siendo niño. El más claro es de aquella que mis padres me obsequiaron cuando cumplí cinco años. Qué emoción sentí al romperla pues era un avioncito de cuyas alas colgaban bolsitas llenas de dulces. Sin embargo, ya siendo adulto algunos asuntos importantes se me olvidan hasta que algo o alguien me los recuerda, mientras de aquella piñata me quedaron grabadas las emociones sentidas. 

Y mi mente revive esa misma sensación ahora cuando asisto a eventos que realmente me interesan. La importancia que mi cerebro le da a aquella escena de mi infancia me lleva a concluir que no existen cosas pequeñas ni grandes, sólo existen las cosas de la vida.