Editoriales

Los higos

Una vez Nassredin fue invitado a cenar en casa del hombre rico del pueblo. El anfitrión ordena a la servidumbre traer a mostrar la variedad de platos, y el sirviente encargado de ello trae todo excepto el de los higos.

Terminan de cenar y el rico le pide a Nassredin que le lea un pasaje del Corán para fortalecer su espíritu.

Nassredin lo complace  abre el Corán en el pasaje que comienza con “Entre los higos y los olivos del Monte Sinaí”.

_En el nombre del más misericordioso Dios, recitó Nassredín, entre los olivos y el Monte Sinaí…

El hombre rico lo interrumpe:

_Discúlpeme, pero usted ha olvidado los higos.

_No, señor, quien ha olvidado los higos ha sido su sirviente