18/Oct/2024
Editoriales

Ríos de Sangre

“No hay más violencia, hay más homicidios”, sentenció el presidente López Obrador en una de sus conferencias mañaneras, generando una serie de comentarios entre los actores de la clase política del país.

 Esta desafortunada frase choca diariamente con la cruel realidad que nos sacude, reflejada en las cada vez más elevadas cifras de homicidios.

 En este análisis, no excluimos de responsabilidad a los gobiernos anteriores, que también contribuyeron al problema de la violencia. Sin embargo, cuestionamos la actual política de “abrazos, no balazos”, adoptada desde 2018 con el pretexto de atender las causas de la violencia. La política correcta debería ser combatir los efectos mientras se abordan las causas, ya que omitir la lucha contra los efectos ha permitido que los grupos del crimen organizado controlen amplias zonas del territorio nacional.

 El reciente crimen cometido en Tabasco contra un adolescente de 11 años, quien, en su afán de defender a su madre de una banda de delincuentes, fue baleado y, al grito de “no me quiero morir”, fue trasladado a un hospital donde finalmente perdió la vida, ilustra claramente el nivel de violencia que nos azota. Nos estamos acostumbrando a ver esta violencia como normal. En un país donde se han registrado oficialmente 187,930 homicidios en el sexenio actual, y en los últimos tres sexenios esta cifra se acerca al medio millón de muertes por homicidio, es evidente que somos una nación que se desangra. Los ríos de sangre que fluyen llevan la sangre de jóvenes que pudieron tener un futuro brillante, pero lamentablemente ese futuro les fue arrancado por la creciente ola de violencia.

 ¿Qué tan violento es México? Vamos a descifrarlo con cifras. De acuerdo a la estadística fría que publica la empresa TResearch International, respaldada por la información del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en lo que va del sexenio se cometen en promedio 95 homicidios diarios, es decir, uno cada 15 minutos. En España, por ejemplo, durante todo 2023 se registraron 336 homicidios, menos de uno diario.

 España tiene 50 millones de habitantes. Veamos a Japón, con sus 125 millones de habitantes, hacinados en un espacio de 378 mil kilómetros cuadrados. En cada kilómetro cuadrado del territorio japonés viven en promedio 332 personas, y la tasa de homicidios es de 0.3 por cada 100 mil habitantes. A pesar del hacinamiento, en Japón se cometen en promedio 376 homicidios por año. Mientras tanto, en nuestro país, con una población de 127.5 millones de personas y una densidad de 65 personas por kilómetro cuadrado, la tasa es de 25.8 homicidios por cada 100 mil habitantes, lo que equivale a un promedio de 32,895 homicidios por año.

 Dicen que las comparaciones son odiosas, pero en este caso nos ayudan a entender la gravedad de la violencia en México. Si aquí se cometen 25.8 homicidios por cada cien mil habitantes, en Alemania esa tasa es de 0.9, en Australia es de 0.8, en Reino Unido de 1.2 y en Canadá de 2.3 homicidios por cada cien mil habitantes. Incluso en Estados Unidos, una sociedad considerada altamente violenta, la tasa de homicidios es considerablemente más baja, ubicándose en 6.9 por cada cien mil habitantes.

 Los homicidios en México durante este sexenio suman más muertes que las ocasionadas por la cruenta guerra ruso-ucraniana. El presidente Zelensky informó de aproximadamente 31 mil soldados ucranianos muertos, mientras que las estimaciones de las bajas en el ejército ruso ascienden, según medios independientes, a 75 mil, y se estima que alrededor de 5 mil civiles han caído en las acciones de guerra.

 Por donde se vea, en México estamos muy mal con los indicadores de violencia y es urgente elegir un cambio de rumbo este 2 de junio. No podemos seguir alimentando los ríos de sangre que recorren amplias zonas de nuestro querido México.