Internacional

Tregua en Yemen con el dedo en el gatillo

Combates y bombardeos empañaron este jueves la entrada en vigor de una tregua de 72 horas en Yemen, que los beligerantes afirman querer respetar pero estando alerta, con el dedo en el gatillo, por si tienen que replicar.

De madrugada, aviones de la coalición árabe bajo mando saudí­, que apoya a las fuerzas progubernamentales, sobrevolaron dos veces la capital Saná, controlada por los rebeles chií­es hutí­es, pero no realizaron ataques, según los habitantes.

La coalición advirtió la ví­spera que, aunque mantení­an el alto el fuego, continuarí­a con "los vuelos de reconocimiento de los movimientos de los hutí­es y sus aliados", los partidarios del expresidente Ali Abdalá Saleh.

En algunos frentes, donde tuvieron lugar enfrentamientos el miércoles, los disparos no cesaron y murieron decenas de personas de ambos bandos.

Las fuerzas leales al presidente Abd Rabbo Mansur Hadi informaron en un comunicado que "registraron 9 violaciones" de la tregua de los hutí­es entre la medianoche y las 04H00 de la mañana en la región de Nahm, al noreste de Saná.

En la provincia de Baida (centro), disparos de cohetes Katiusha alcanzaron la región de Zaher pese al alto el fuego, según fuentes militares progubernamentales.

Durante las primeras horas de la suspensión de las hostilidades, el centro de Taiz, importante ciudad del suroeste, fue bombardeado por los rebeldes, lo que provocó enfrentamientos con las fuerzas leales. Las posiciones de las tropas progubernamentales también fueron atacadas en la provincia de Marib, al este de Saná, informaron fuentes militares y habitantes.

En el Mar Rojo, tres combatientes progubernamentales murieron cerca de Midi, una ciudad portuaria de la provincia de Hajja, en la frontera con Arabia Saudí­, en un ataque rebelde pasada la medianoche para intentar recuperar posiciones perdidas antes del inicio de la tregua, indicó a AFP un oficial de las tropas leales.

"Los rebeldes no habí­an respetado las anteriores treguas y nosotros tenemos consignas de replicar. Estamos en situación de defensa", añadió.

En Saná, el portavoz militar de los rebeldes, el general Sharaf Lokman, habí­a afirmado sin embargo "respetar el cese al fuego en el tiempo impartido siempre que el enemigo lo respete en su totalidad en el plano terrestre, naval y aéreo".

Dirigiéndose a sus hombres, les mandó "mantener el dedo en el gatillo".

Por su parte, un portavoz de las fuerzas progubernamentales declaró "respetar la tregua" pero también que se "reserva el derecho a responder en caso de que sea violada".

- 'Se burlan de nosotros' -

Esta tregua interviene en un momento en que el está estancado el conflicto, que ya dejó 6.900 muertos, 35.000 heridos, tres millones de desplazados y devastó la economí­a de un paí­s considerado como el más pobre de la pení­nsula arábiga, incluso antes del inicio de las hostilidades.

"Queremos una tregua duradera", dice Sadok Abdalá, de 28 años, un habitante de Saná, cuyo escepticismo comparte con Ali al Dush: "Se burlan de nosotros con una tregua de tres dí­as".

"Queremos que la guerra termine. Queremos nuestros sueldos, que no hemos recibido desde hace tres meses por culpa de esta guerra absurda", añade este funcionario de 32 años, que simboliza un sentimiento de impotencia frente a la frágil situación del banco central.

La sede de este banco fue trasladada de Saná a Adén tras una decisión en septiembre del gobierno de Hadi, que acusó a los rebeldes de haber utilizado 1.600 millones de dólares de sus reservas para financiar la guerra.

"Los hutí­es tienen ahora graves problemas para pagar los salarios y su gran temor es que haya una revuelta contra ellos", estima el analista Mustafa Alani del Gulf Research Center.