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Arzobispo de Monterrey ordena diáconos a tres seminaristas legionarios de Cristo

El pasado sábado 2 de julio tres legionarios de Cristo recibieron el orden del diaconado por la imposición de las manos del Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera López, en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima. Los nuevos diáconos son Alejandro Páez Garza, Juan Pablo Nájera Garcí­a, ambos de Monterrey y Esteban Castellanos Bay, originario de Hermosillo, Sonora.

Al inicio de la celebración el director territorial de Monterrey, P. Emilio Dí­az-Torre, L.C. agradeció al Arzobispo por el don que hace a la Iglesia al ordenar diáconos a estos tres legionarios. Manifestó también su gratitud hacia los familiares de los ordenandos por el apoyo que han brindado a sus hijos a lo largo de los años y que hoy les permite subir al altar para configurarse con Cristo que no ha venido a ser servido sino a servir a sus hermanos y dar su vida en rescate por muchos. Pidió también a la Madre de Dios, que los ayude a crecer en su amor a Dios y a las almas que se les encomendarán como pastores del pueblo de Dios y colaboradores de los presbí­teros y de los obispos.

Mons. Rogelio Cabrera, recordó a los jóvenes ordenados en su homilí­a, que ahora como diáconos, serán configurados con Cristo y por lo tanto, se hacen servidores del pueblo de Dios, protectores de los pobres y de los enfermos. Los diáconos, afirmó, están llamados a cuidar y velar a los que más sufren. Les pidió ser infatigables, constantes y bondadosos en su servicio: "Hoy la Iglesia necesita transmitir a Cristo, la gente quiere ver a Cristo. Manifiesten la belleza de Cristo al mundo y í‰l les dará el ciento por uno a ustedes y sus familias", añadió Mons. Cabrera.

En la celebración estuvieron, además de los familiares y amigos, los novicios y humanistas de legionarios que estudian en Villa de Santiago, sacerdotes diocesanos y otros legionarios que ejercen su ministerio en Monterrey.

Este mismo dí­a en la Ciudad de México, el Cardenal Rivera Carrera ordenó diáconos a siete jóvenes legionarios de Cristo, en la Antigua Basí­lica de Guadalupe.

Con estas ordenaciones y la ordenación de 27 diáconos más en diversos paí­ses, se prepara el grupo de los 37 neodiáconos que Dios mediante se ordenarán sacerdotes el próximo 10 de diciembre en Roma, para seguir sirviendo al Papa, a Cristo y a su Iglesia en la construcción de una sociedad de justicia y caridad cristiana, con un solo corazón y una sola alma.

Datos interesantes de los ordenados

Diác. Juan Pablo Nájera, L.C.

El H. Juan Pablo nació el 9 de diciembre de 1983 en Monterrey, Nuevo León. Terminando los estudios de preparatoria dio un año como colaborador en el 2002. Después, ingresó en el 2003 al noviciado de los Legionarios de Cristo en Cheshire (EUA) donde también cursó Humanidades. Estudió la licenciatura en filosofí­a y el bachillerato de teologí­a en Roma. Realizó sus prácticas apostólicas en Saltillo en la pastoral vocacional. Iniciará su ministerio como auxiliar en la Administración Territorial de Monterrey.

Con respecto a su historia vocacional, Juan Pablo nos comparte que ha sido como el "Partido de su vida": el "juego" funciona de la siguiente manera: Dios pone todo de su parte y a mí­ me pide que confí­e. Mi acto de confianza es el punto que sólo yo puedo anotar. Suena muy fácil... no lo es. Cada dí­a presenta nuevos retos para confiar en Dios. Teniendo en cuenta que el acto más importante de fe es el que nos toca hacer hoy, podemos llamar este juego, "el juego de la fe". Dice la Lumen Fidei, «La fe consiste en la disponibilidad para dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios» (LF 13).

Diác. Alejandro Páez, LC.

El H. Alejandro nació en Monterrey, N.L., el 18 de febrero de 1985. Fue alumno del Instituto Irlandés de Monterrey. En 1997 ingresó a la escuela Apostólica de Monterrey pero al finalizar el curso introductorio de verano fue enviado a Immaculate Conception Apostolic School en New Hampshire, USA. En 2002 se trasladó a Bad Mí¼nstereifel, Alemania, en donde vivió dos años de noviciado y emitió sus primeros votos religiosos. En seguida cursó un año de estudios humaní­sticos en Salamanca, España. Estudió de bachillerato en filosofí­a en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma. Trabajó cuatro años en la í‰cole Apostolique de l'Immaculée Conception, en Fracia como formador y prefecto de estudios. En agosto de 2010 emitió sus votos perpetuos. Desde 2011 colabora en la Prefectura General de Estudios y completó la licencia en filosofí­a y el bachillerato en teologí­a.

En referencia a su llamado al sacerdocio comenta: "Podrí­a decir que yo nací­ en el Regnum Christi. Mis papás han sido miembros del Movimiento desde que tengo memoria y los Padres y las Consagradas siempre han ido y venido a nuestra casa como miembros de la familia... No puedo decir que siempre he querido – ser sacerdote -, porque como en todas las cosas hay momentos bonitos y momentos no tan bonitos. Pero no puedo negar que siempre lo he sabido. Aquí­ es donde Dios me quiere. Que el que ha comenzado la obra la lleve a buen término."

Diác. Esteban Castellanos Bay, L.C.

Nació en Hermosillo, Sonora, el 14 de diciembre de 1984, estudió en el Instituto Irlandés de Hermosillo. Se incorporó en 1º de preparatoria al Regnum Christi y dos años de su vida fue colaborador en Léon, Gto. En 2005 ingresó al Noiviciado de los legionarios de Cristo en Monterrey. Cursó Humanidades en Salamanca, España y el 10 de agosto emitió sus votos perpetuos, regresando a Roma para realizar sus estudios en Teologí­a.

Sobre su vocación nos dice: "La inquietud de que probablemente Dios me estaba llamando a ser sacerdote, la tuve desde pequeño pero la ignoré por mucho tiempo. Por más que pasaba el tiempo nunca se me quitaba esta inquietud. A veces pensaba en los testimonios de varios sacerdotes donde decí­an que antes de consagrarse a Dios tení­an todo en sus vidas pero sentí­an un gran vací­o y decidieron dejarlo todo para ser sacerdotes. Yo no me identificaba con ellos, ni sentí­a ese "vací­o". Disfrutaba de la vida y a la vez era feliz. Quise olvidar esto de la vocación a ser legionario alejándome del Regnum Christi, dejándome llevar más por el ambiente del mundo, las fiestas... Pero cuando veí­a gente muy querida alejada de Dios se despertaba en mí­ el deseo de ayudarles a encontrar esa felicidad que buscaban en otros lados pero que sólo está en Dios."

Información adicional

Muchos adolescentes y jóvenes sienten el llamado a la vocación sacerdotal, es bueno que se acerquen con confianza a su obispo o institutos de vida religiosa para un buen discernimiento. Recomendamos este sitio web con variados y atractivos recursos para informar y orientar sobre la vocación a la vida religiosa o sacerdotal de los jóvenes: Why Not Priest?

Esto nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, en los números 1569-1570 en referencia al diaconado:

1569 «En el grado inferior de la jerarquí­a están los diáconos, a los que se les imponen las manos "para realizar un servicio y no para ejercer el sacerdocio"» (LG 29; cf CD 15). En la ordenación al diaconado, sólo el obispo impone las manos, significando así­ que el diácono está especialmente vinculado al obispo en las tareas de su "diaconí­a" (cf San Hipólito Romano,Traditio apostolica 8).

1570 Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo (cf LG41; AG 16). El sacramento del Orden los marco con un sello («carácter») que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo "diácono", es decir, el servidor de todos (cf Mc 10,45; Lc 22,27; San Policarpo de Esmirna, Epistula ad Philippenses 5, 25,2). Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbí­teros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristí­a y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad (cf LG 29; cf. SC 35,4;AG 16).

Existe también la figura del diaconado permanente, que a diferencia del diaconado transitorio que es un paso previo a la ordenación sacerdotal, este ministerio es un servicio permanente, como lo dice la Congregación para la Educación Católica y Congregación para el Clero: "El servicio de los diáconos en la Iglesia está documentado desde los tiempos apostólicos. Una tradición consolidada, atestiguada ya por S. Ireneo y que confluye en la liturgia de la ordenación, ha visto el inicio del diaconado en el hecho de la institución de los «siete», de la que hablan los Hechos del los Apostoles (6, 1-6). En el grado inicial de la sagrada jerarquí­a están, por tanto, los diáconos, cuyo ministerio ha sido siempre tenido en gran honor en le Iglesia.(14) San Pablo los saluda junto a los obispos en el exordio de la Carta a los Filipenses (cf. Fil 1, 1) y en la Primera Carta a Timoteo examina las cualidades y las virtudes con las que deben estar adornados para cumplir dignamente su ministerio (cf. 1 Tim 3, 8-13).(15). Se puede consultar el documento completo en Normas básicas para la formación del Clero Permanente