12/May/2024
Editoriales

Einstein también robaba

A Einstein se le deben otras teorías que aparecieron como sub productos de la relatividad. La teoría cuántica se originó en un trabajo suyo sobre el efecto fotoeléctrico, que fue lo que le valió su Premio Nobel, pues nunca aceptó su indeterminación. En ese estudio fue cuando afirmó que “El Señor no juega a los dados”, dando a entender que todo el universo tenía un origen y justificación física y matemática. Quien sostenía lo contrario era el científico amigo suyo, Niels Hedrik David Bohr (conocido sólo como Bohr), y por décadas trató de convencer a Einstein que apoyara su tesis. Una vez en 1913 estaban en Zurich, y Bohr, luego de otro fracaso en su labor de convencimiento estaba con su amigo Abraham Pais en su cuarto del hotel -para calmarse- caminando furiosamente alrededor de la mesa ovalada del centro, repitiendo entre dientes el nombre de Einstein. En un momento dado, se encaminó a la ventana que daba al paisaje nevado y estaba diciendo Einstein… Einstein.

En ese momento se abrió la puerta y Einstein vio que Bohr estaba de espaldas, así que entró de puntillas, haciéndole una señal a Abraham de que guardara silencio, y mostrando un semblante de picardía en su rostro,  se encaminó hacia el tarro de tabaco que Bohr tenía en la mesa, mientras seguía murmurando su nombre. Con un firme “Einstein”, Bohr se dio la vuelta y quedó cara a cara con su invocado amigo. Asustado, calló y Einstein hubo de explicar a los dos que su médico le había prohibido que comprara tabaco, pero no le había prohibido que lo robara. 

Los tres estallaron en carcajadas. Pero Einstein jamás apoyó la tesis de Bohr.

No cabe duda, el que es grande, lo es en todo, hasta en las bromas…

 

Fuente: Abraham Pais, Niels Bohr´s Times (Oxford University Press, Oxford, 1991)