En el crimen de la calle de Aramberri hay una leyenda acerca de un loro que repetía la frase “no me mates Gabriel” delatando al asesino.
Los animales también han sido sujetos a las leyes de los humanos, y entre varios ejemplos elegí estos: en febrero de 1935 fue ejecutado en Atenas un papagayo perteneciente al propietario de un importante restaurante de la ciudad. El animal gritaba diariamente: “Viva Venizelos” (Elephterios Venizelos, siete veces primer ministro de Grecia). El animal nunca dejó de gritar y la revolución que derribó al político heleno tuvo que matarlo para que se callara.
En Rusia, la GPU fusiló sin misericordia a unos loros que cantaban canciones capitalistas y zaristas. Desde luego que en ese país igual suerte corrieron sus maestros de música, pero estos no trascendieron debido a que el número de ejecuciones de personas fue gigantesco, y pocos animales fueron ajusticiados.
En Alemania, luego de la derrota de Hitler, cuando estaba la ocupación empezando, un médico pagó en el periódico el siguiente anuncio: “El doctor Otto Kraus hace saber que no responde de las ideas políticas de su papagayo”.