20/May/2024
Editoriales

El autor del corrido de Monterrey

Severiano Briseño era un tipo muy inteligente.

Componer canciones de diversas entidades cuyas músicas y letras identifiquen a sus habitantes es un Don que pocos compositores tienen. 

‘El corrido de Monterrey’ y ‘El sinaloense’ son piezas musicales insignes de dos entidades importantes del norte de México que tanto los regiomontanos como los sinaloenses las aman. 

Alrededor de 1940 Briseño vivía en Tamaulipas y allá compuso el Corrido de Monterrey.

Después, en 1943, reaccionó ante una reclamación cantinera que le hicieron en Mazatlán con la pregunta de ‘¿Qué tiene Monterrey que no tenga Sinaloa?’ y les compuso su corrido El sinaloense.

Era tan vivo que pareciera que en estas canciones manda mensajes cifrados, pues Briseño era potosino y visitaba seguido a Monterrey siendo un adorador del cerro de la Silla.  

“Tengo orgullo de ser del Norte, del mero San Luisito, porque de ahí es Monterrey…”; “Desde el cerro de la silla, diviso el panorama cuando empieza a anochecer…”

Con sagacidad menciona antes de Monterrey, a su tierra San Luis Potosí, encontrando el sustento histórico necesario en el Barrio de San Luisito, llamado ahora Colonia Independencia.

“El Cerro de la Sía” está, como dijera Alfonso Reyes, con una pata pa’ Monterrey y otra pa’ Cadereyta, lo que justifica la mención del símbolo de la ciudad capital de Monterrey que comparte con otros municipios. 

Pero divisar el panorama al anochecer es bonito, más lo lógico es al amanecer, pues de noche todas las ciudades se parecen, es decir, todos los gatos son pardos.

Allí podría referirse soterradamente a algún romance que tuvo al atardecer en el Cerro.

Por su parte, El sinaloense dice “Desde Navolato vengo, dicen que nací en El Roble…” “Soy del mero Sinaloa donde se rompen las olas…”  

Prioriza a Navolato y al Roble ignorando a la capital Culiacán; y remata ‘soy del mero Sinaloa donde se rompen las olas’, cuando Culiacán, ni playa tiene. 

En el sinaloense se advierte cierto interés en agradar a alguien de Mazatlán, y despreciar a algún o alguna culichi.

El gran Ferrusquilla dijo que el huapango no es el característico de Sinaloa, cuestionando la representatividad de El sinaloense.

Pero con todo y esas especulaciones lo grandioso de Briseño es que sin ser oriundo de Monterrey ni de Sinaloa, sus ‘cuestionadas’ canciones son una especie de himno en ambos lugares.