BUENOS AIRES -- La señal enviada este martes desde Sudamérica a México en favor de una mayor integración comercial en la región ante el eventual proteccionismo de Estados Unidos constituye más un acto de "voluntarismo" que una posibilidad concreta, advirtió el experto argentino Gustavo Girado.
En una entrevista con Xinhua, el experto, titular de la consultora Asia & Argentina (A&A) enfatizó que "las recientes declaraciones en Brasilia de los presidentes de Brasil y Argentina, Michel Temer y Mauricio Macri, respectivamente, no sorprenden, dado el cariz que han tomado los recientes acontecimientos a nivel internacional".
"Ambos han hecho una suerte de llamamiento a México, para que ese país del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte, vigente desde 1994) preste ojos, oído y bolsillos a las dos más grandes economías de Sudamérica. Sin embargo, creo que no todo es tan sencillo", alertó.
En primer lugar, dijo, la situación está más cerca de resultar una puesta en escena que una serie de declaraciones convencidas a partir de una política diseñada al interior del Mercado Común del Sur (integrado por Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y la suspendida Venezuela).
Para Girado, "desde el punto de vista mexicano, y esto parece claro, su eventual mirada hacia el sur latino está directamente vinculada al desprecio que está padeciendo de parte de su principal socio comercial, inversor y destino de los emigrantes mexicanos".
Desde la asunción de Donald Trump, EEUU no sólo pone en cuestión acuerdos regionales como el TLCAN, que parece decidido a renegociar, sino que su nueva actitud a nivel global "pone en entredicho la situación de México en el TPP, ahora tambaleante, y también en el sostén político con el que contaba para avanzar con la Alianza del Pacífico, junto a Chile, Colombia y Perú".
"En suma, todo el frente externo mexicano se deteriora rápidamente dado su alto grado de dependencia que tiene de los Estados Unidos", advirtió el analista.
El martes pasado, Macri y Temer dijeron a la prensa en Brasilia que ambos países comparten interés en estrechar vínculos comerciales con México ante el cambio de escenario en EEUU.
El bloque del Mercosur debería buscar acuerdos comerciales con la Alianza del Pacífico, conformada por Chile, Colombia, México y Perú, destacaron los mandatarios de las dos mayores economías sudamericanas.
Girado, en ese contexto, sostuvo que "para el Mercosur, por su lado, y frente a su tremenda debilidad política y ausencia casi total de políticas consensuadas, las declaraciones de aquellos presidentes parecen casi obligadas".
"La caída en el nivel de actividad en Brasil y Argentina, las obliga a buscar naturalmente nuevos clientes", admitió el analista.
Sin embargo, "sus políticas internas chocan con la necesidad, pues la apertura indiscriminada en Argentina (como en la década del noventa) y la recesión -digamos, autoinfligida- en Brasil (ley de congelamiento del gasto real por dos décadas, por ejemplo) parecen contradecir la pretensión de aumentar el mercado para sus empresas, que en ambos países luchan por no cerrar".
En esa línea, expresó que "no se observan políticas que apunten a conquistar los mercados externos, y el mínimo comercio bilateral entre México y Argentina, por caso, no tiene visos de crecer pues hasta aquí ha parecido determinado por la actividad de las multinacionales dentro del comercio administrado (sector automotriz)".
El comercio bilateral con Brasil, el principal socio de México en América Latina, rondó los 9.213 millones de dólares en 2014, mientras que con Argentina fue de 2.554 millones en 2015, según datos oficiales del Gobierno mexicano.
Dichos números están lejos de los 550.000 millones de dólares del comercio con Estados Unidos, el mayor socio y aliado de México a nivel global.
Para el experto argentino, "a primera vista las declaraciones (de Macri y Temer) parecen simplemente voluntaristas y apuntando a los medios, pues las políticas públicas (lo que incluye las crediticias) se contradicen con las necesidades que se presentan".
"En todo caso, resulta difícil pensar que repentinamente México pueda reemplazar su natural proveedor durante más de cien años por dos economías tambaleantes cuyos productos son menos competitivos que los del 'gran hermano' estadounidense", concluyó.