10/May/2024
Editoriales

‘El Grupo político Nuevo León’

Existen en nuestro país grupos políticos importantes como el de EDOMEX o Atlacomulco, el de Puebla, de Veracruz, y ahora el grupo Tabasco, por mencionar algunos. La militancia en ellos amplía las perspectivas de sus miembros, pues buscan posiciones políticas al más alto nivel posible; entre más grande y fuerte sea el grupo, mayores posibilidades tienen de acceder al poder.. 

En esas modernas cofradías se construyen útiles redes de amistad, de protección y de complicidad en el difícil arte de la intriga. Parten del principio de que en grupo, los defectos de uno son cubiertos con las virtudes de otro. 

Desde luego que incorporarse a un grupo así tiene un costo político y algunas veces, económico. Porque se adquiere la obligación de ser amortiguador, cuando se presenten caídas de compañeros, sobreponiendo a sus intereses personales los del grupo, a cambio de que cuando uno suba, los “jale” o llame para compartir su posición política. 

Desafortunadamente, nunca ha habido, ni creo que habrá un “Grupo Nuevo León” que compita en la política nacional. 

Me refiero a un grupo político, independientemente del partido o partidos en los que militen. 

Pienso que nuestro ADN no permite hacer equipo; el individualismo, la competencia y la envidia son males añejos que padecemos los neoloneses. 

El presidente nacido en Nuevo León 

La mejor prueba es que el único presidente nacido en Nuevo León, ha sido Valentín Canalizo, quien ocupó la silla presidencial en dos ocasiones, del 4 de octubre de 1843 a junio 4 de 1844; y luego del 21 de septiembre al 6 de diciembre de 1844. Y en ninguno de sus dos breves periodos presidenciales incluyó en su gabinete a algún paisano, pues teniendo el mando siempre se pueden hacer muchas cosas cuando se quiere. 

El presidente Canalizo tenía otras prioridades, como quedar ‘más mejor’ con su jefe político López de Santa Anna, que el gobernador José María Ortega, con quien competía por la cercanía con Su Alteza Serenísima. 

Al contrario, influido por el celo o la competencia política, el presidente Canalizo aplicó a Nuevo León dos préstamos forzosos para la Guerra de Texas, algo que no hizo a Coahuila, ni a Tamaulipas.

Y cuando llegó la terrible peste del cólera, no movió un dedo para combatirla, a pesar de que esa maldita pandemia costó al estado, 5 mil almas. 

Los casos de Vidaurri, Aarón Sáenz, Martínez Domínguez y Salinas de Gortari 

Otro neolonés que figuró en el primer nivel nacional, fue Santiago Vidaurri, quien llegó a ser Tesorero del Imperio, nombrado por Maximiliano de Habsburgo. Alcanzó ese dudoso honor, luego de regresar de su exilio en Estados Unidos, en marzo de 1864, después de que los franceses tomaron Monterrey el 29 de agosto de 1864, regresó para sumarse al Imperio, llegando a ser entre julio y diciembre de 1865 Ministro de la Hacienda monárquica.

En su desempeño Vidaurri no ocupó a neoloneses en puestos importantes, y los tres principales decretos que firmó fueron: 

a).- Fijar el sueldo del emperador en 1 millón de pesos anuales y 200 mil para la emperatriz. 

b).- Declarar el producto de las aduanas propiedad del Imperio, algo que siempre negó al gobierno republicano de Juárez y que detonó sus enfrentamientos. 

c).- Aplicación de préstamos forzosos a Monterrey y a Linares. 

Aarón Sáenz Garza, hombre fuerte de Álvaro Obregón, durante la segunda campaña de éste, fue lo que ahora se llama ‘coordinador general’.

Esto lo enfrentó con el presidente interino Emilio Portes Gil, y distanció del gobernador neolonés -su sucesor en tal cargo- Francisco A. Cárdenas. 

Aarón Sáenz ocupó de 1932 a 1935, la gubernatura de la Ciudad de México y varias veces las carteras del gabinete presidencial, es decir, tuvo la posibilidad de formar el Grupo Nuevo León, pero no apoyó decididamente a ningún político local importante. 

Alfonso Martínez Domínguez llegó a ser presidente del CEN del PRI, y tampoco llamó a sus paisanos políticos, al contrario, no falta quien se queje de haber sido hostigado por este excepcional político neolonés. 

Carlos Salinas de Gortari, que se decía paisano nuestro debido a que su padre lo era, sí nombró a varios colaboradores neoloneses en posiciones de segundo y tercer nivel. Sin embargo, ni el intento hizo por organizarlos con el sentido de grupo. 

El guanajuatense Vicente Fox fue el presidente que le dio nivel de gabinete a varios neoloneses distinguidos, como Reyes Tamez Guerra, Teresa Herrera, Fernando Canales, Fernando Elizondo y Emilio Martens. 

Pero estos grandes políticos que fueron al mismo tiempo secretarios de estado, no organizaron un Grupo Nuevo león. 

A Morones Prieto no se le conoció proyecto político en ese sentido, ni a Santiago Roel, ni a Farías ni a González Sáenz, aunque todos impulsaron a algunos amigos como sus colaboradores, pero sin un plan de organizarlos políticamente. 

El gobernador Rodríguez Calderón quiso ser presidente pero sin tener grupo político, ni siquiera partido político, jamás tuvo alguna remota posibilidad de triunfar en la elección presidencial de 2018.

Sufrimos la ausencia de neoloneses en las alturas de la política. Cuando uno de los nuestros, como es el diputado Ildefonso Guajardo busca ser candidato presidencial, no tiene el respaldo de un Grupo Político de Nuevo León porque no existe.

Por el contrario, se han presentado casos en que los mejor colocados trabajan para que sus paisanos no figuren en la política nacional. 

Siguen pensando como los burros que, entre menos sean, les tocan más olotes, sin considerar que por eso estamos importando maíz a falta de cosechas propias.