Bernard Shaw era tremendo. Coincidió en una reunión social importante con una bella joven y le dijo: _Señorita, ¡es usted muy hermosa!
La chica se creció y le contestó en voz alta para hacerse escuchar por todos:
_Caballero, no puedo decir lo mismo de usted… ¿qué me recomienda?
Ante tan desagradable talante, con la rapidez característica del genial escritor le replicó:
_ “Le sugiero que haga lo mismo que hice yo, que mienta…”