¿Cómo pagarle a una persona que te regala momentos felices? ¿cómo retribuirle cuando se ha ganado un lugar en tu historia personal? Hay maestros, amigos y familiares colocados en ese sitial de nuestros sentires, pero a ellos los tenemos a la mano y les podemos pagar con la misma moneda.
Sin embargo, hay otros personajes que son como las estrellas del infinito. Nos dan su luz y alegría sin saberlo o tal vez sin quererlo, pero igual somos recipiendarios de sus artes.
Ellos son las estrellas del finito.
Nos regalan alegría y hasta impiden que olvidemos algunos momentos tristes.
Nos mantienen con los sagrados alimentos anímicos.
Pero a diferencia de los astros universales, duran muy poco tiempo.
Y duele el alma cuando se apagan dejándonos sólo sus recuerdos.
Estamos en deuda con ellos.
Yo tengo un débito con Rocío Durcal, Juan Gabriel, María Dolores Pradera y Alberto Cortés, mis cantantes populares favoritos de las cuatro últimas décadas.
Estas luminarias me obsequiaron grandes momentos, unos componiendo e interpretando sus canciones, y otras cantando la preciosa música popular de este periodo.
Desde luego que ni siquiera se enteraron de mi existencia, como los astros que irradian su luz al universo sin saber a quiénes les llega.
Pero yo sí sé muchas cosas de ellos, y lo mejor: me sé casi todas sus canciones.
Y como no encuentro otra forma de abonar algo a esa deuda, las tararearé siempre.
Ojalá que Marco Antonio Muñiz, Joaquín Sabina, Julieta Venegas, Soledad Pastoruti y Carla Morrison cuiden su salud.
Porque cuando un amigo se va…