12/May/2024
Editoriales

La banda presidencial

Dentro de 27 días, el día primero de septiembre, el presidente López Obrador rendirá su quinto informe de gobierno. Es fecha importante, porque el jefe del Ejecutivo cumple con su obligación constitucional de presentar un informe escrito al Legislativo acerca del estado que guarda la administración del país.

Sin embargo, la fecha ha venido a menos porque ahora se acostumbra que ya no asista el presidente al Congreso de la Unión, y envíe el documento para que los diputados lo estudien y critiquen.

Antes era un día de asueto obligatorio, con transmisión en vivo por todos los canales de radio y televisión, donde se debatía frente al público asistente con los representantes de todos los grupos legislativos, el presidente daba su informe y la presidencia del Congreso lo contestaba. 

Era un acto republicano y democrático en donde se apreciaban los diferendos entre el partido gobernante y los de oposición.

Pero eso ya es historia; ahora se realiza un evento en otro auditorio, lleno de funcionarios y amistades del Ejecutivo sin la presencia del Legislativo y del Judicial, donde el presidente puede -o no- portar la banda presidencial, pues la ley le da flexibilidad para determinar cuales ceremonias son las de mayor repercusión. 

La figura presidencial, al margen de lo que informa -objetivo real del evento- es el símbolo de gobierno, de la confianza en las instituciones, de la paz interna, de la aplicación de la ley y de la confianza del pueblo en el futuro. 

Pero esa figura presidencial para que impacte entre la población y el ejército nacional, debe portar la banda presidencial en el pecho.

El primer presidente que la portó fue Pedro María Anaya en el año de 1847, durante los actos solemnes derivados de la guerra de invasión norteamericana. 

A pesar de haber estado sólo un mes en ese alto sitial, Anaya hizo esta aportación que continúa vigente y es el ombligo de la ceremonia protocolaria de toma de posesión de un nuevo presidente y durante los informes presidenciales. 

Solamente dos diputados de Nuevo León han tenido el honor de trasmitir la banda presidencial a sendos presidentes de la república: Don Alfonso Martínez Domínguez a Gustavo Díaz Ordaz, y Carlota Vargas Garza a Ernesto Zedillo Ponce de León.

López Obrador portará el próximo día primero por penúltima vez este símbolo de poder y dará inicio al proceso real de sucesión.