Editoriales

Otra de La Madre Conchita

La Madre Conchita, Concepción Acevedo de la Llata (1891-1978), fue acusada en 1928 de haber participado en el magnicidio del presidente electo Álvaro Obregón.   

Ella había mandado elaborar un hierro de marcar –se supone que para marcar su piel y la de sus monjas- en forma de una cruz y las iniciales JHC, que son un monograma religioso. El 2 de noviembre de 1928 se le hizo un interrogatorio dentro del juicio a León Toral, ejecutor del general Obregón.

El fiscal, buscando vincularla con Carlos Castro Banda (complicado en delitos como el atentado de envenenamiento en Celaya y en las explosiones de bombas), reveló que este tipo traía en el pecho una marca de las que la Madre Conchita usaba.

Así que le preguntó si sus monjas estaban marcadas con ese mismo hierro, ella respondió rápida y airadamente: _Estos asuntos son secretos de mis monjas.

Leyendas urbanas sobran, como que León Toral le preguntaba a la Madre Conchita ¿Por qué Diosito no envía un rayo cobre Calles y Obregón? Y que ella repondía: “los designios divinos requieren a veces de una ayuda”.

Lo cierto es que esta mítica mujer se casó con Castro Banda en el penal de Las islas Marías, buscando su protección dentro de esas instalaciones, fue liberada primero que él y una vez libres ambos vivieron en la ciudad de México hasta su muerte.

 

“El asesinato del señor general Álvaro Obregón”, El Universal, primera sección, México, 18 de julio 1928, p. 1, cols, 6-7, col 1-7

Dulles, op. Cit., p. 369 - 370