TIJUANA - El muro que pretende construir el presidente estadounidense, Donald Trump, en la frontera con México, no detendrá a quienes huyen de la violencia, el hambre, la pobreza y falta de oportunidades en sus países, admitieron autoridades mexicanas y defensores de migrantes.
"No hay manera de detener a una persona que quiere migrar o cruzar la frontera", explicó a Xinhua el delegado federal del Instituto Nacional de Migración en Baja California (norte), Rodolfo Figueroa Pacheco.
El delegado agregó que el fenómeno migratorio no sé puede terminar construyendo muros como el que pretende realizar Trump a largo de los 3.200 kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos.
"No la podremos cambiar (la realidad), la verdadera solución del tema migratorio está en los países expulsores y eso, como bien dicen, no está al alcance de México", señaló.
"Nosotros tenemos la obligación de que los que están en México se encuentren de una forma ordenada, estén seguros y se les respeten sus derechos", añadió Figueroa Pacheco.
El funcionario reconoció que hay muchas estrategias que utilizan los migrantes para cruzar: "está el área marítima, la vía terrestre, se usan documentos falsos, prestados o rentados, además que existen túneles, rampas, es decir, es muy complejo y no fácilmente de detener".
"Nosotros no podemos cambiar nuestra geografía. Baja California está donde está y entonces nuestra vecindad con Estados Unidos nos convierte en un corredor natural (de inmigrantes)", resaltó.
Xinhua realizó un recorrido por diversos puntos que utilizan los inmigrantes para cruzar de manera ilegal a Estados Unidos, los cuales, por ahora, son poco concurridos ante el endurecimiento de las medidas migratorias por parte de Estados Unidos.
"Este drenaje es uno de los mejores, pues va directo y entras por San Diego. Queda cerca una plaza, llegas, te cambias con ropa limpia y sin problemas. A veces se va en grupos o de manera individual", comentó Esteban, un inmigrante mexicano que varias veces ocupó este pasadizo.
Sin embargo, es más fácil detener a quienes cruzan, pues existen grandes lámparas, cámaras y sensores con los que se puede detectar a los migrantes.
Mientras camina sobre la orilla de un empinado de unos 15 metros de altura, Esteban relata cómo se deslizan las personas por la noche en un trozo de lámina para llegar al fondo, perderse entre la maleza y llegar a un tubo de desagí¼e por donde entran y atraviesan hasta San Diego.
"Todavía existe esa ruta, pero también existen más métodos", agregó Esteban.
Existen otras rutas más peligrosas, y cada vez es más difícil que tengan más éxito en su larga procesión, principalmente las mujeres y menores de edad, afirmó la activista y trabajadora de la Casa Madre Assunta, Salomé Limas.
La activista agregó que normalmente los albergues dan posada por unos 15 días a las personas que lo necesitan y que llegan agotadas de su gran travesía por territorio mexicano antes de cruzar a Estados Unidos.
Limas reconoció que desde que Trump asumió el poder, han tenido que ampliar sus períodos de estancia, ya que muchos inmigrantes tienen temor de cruzar la frontera ahorita.
Este albergue, con una capacidad para 40 personas, actualmente cuenta con una población de 80 y solamente son mujeres y menores de edad.
"Hay muchas mujeres que llegan con sus hijos y han permanecido hasta dos meses, pues tienen miedo de seguir su camino hacia Estados Unidos y ya piensan en quedarse en México", agregó.
La activista señaló que las mujeres que deciden irse son quienes ya han sido deportadas, "pero que deben regresar allá, donde están sus casas, sus esposos o hijos".
Para Limas, el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos provocará en los siguientes meses un retorno masivo de migrantes, "como prometió Trump".
El director del albergue Ejército de Salvación para varones, Andrés Saldaña Tabares, comentó a Xinhua que en el último mes el número de deportaciones procedentes de Estados Unidos se incrementó.
"El fenómeno de la migración ha ido cambiando, pues ahora, en lugar de llegar personas a estos lugares con la intención de brincar a Estados Unidos, llegan pero en calidad de deportados", explicó.
De acuerdo con Saldaña Tabares, "muchos ya piensan en irse, pues en las últimas semanas Estados Unidos ha empezado a enviar por avión a personas a su país de origen".
El directivo explicó que Baja California han empezado a redoblar los esfuerzos para garantizar miles de plazas de trabajo, principalmente para los deportados connacionales o aquellas personas que deseen y puedan regularizar su estancia en territorio mexicano.
"Se habla de unas 40.000 plazas, pero nosotros en realidad calculamos que sean unas 15.000", explicó.
Saldaña Tabares precisó que la organización civil a su cargo, donde la Cruz Roja ayuda con donativos en especie, hace los trámites necesarios para que los deportados puedan conseguir papeles y sean empleados por las empresas, incluyendo las multinacionales, que "vienen a buscar mano de obra calificada, que hablen inglés y manejen computadoras".
De acuerdo con el activista, es difícil su adaptación inmediata, pues "estas personas, que las autoridades estadounidenses han regresado, llegan severamente afectadas anímicamente, confundidas al perder en un cerrar de ojos su trabajo, su dinero, auto o casa y lejos de su familia".
Según cifras oficiales, el año pasado expulsaron a 64.000 personas de Estados Unidos, mientras que cruzaron de manera ilegal 250.000, de las cuales el 41 por ciento era de Guatemala, el 30 por ciento de Honduras y el 19 por ciento de El Salvador. Grupos independientes calculan que la cifra rebasaría las 400.000.