Wahington - Los tres funcionarios de comercio que encabezan las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte son veteranos en su campo que podrán resistir a la presión política en la medida en que se intensifica el ritmo de las conversaciones, según expertos legales y comerciales.
Negociadores estadounidenses, canadienses y mexicanos iniciaron las conversaciones esta semana respecto a una actualización del TLCAN, que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con eliminar a menos que ayude a reducir el déficit comercial e impulsar el empleo en su país.
No obstante, sería difícil encontrar hombres menos propensos a realizar cambios radicales que el estadounidense John Melle, el canadiense Steve Verheul y el mexicano Kenneth Smith, los negociadores jefes de los tres países.
Melle, Verheul y Smith, que en conjunto tienen décadas de experiencia, provienen de un mundo en que las negociaciones pueden demorar años en concluir, con meses de discusiones sobre simples cláusulas.
"Estos son negociadores de leyes comerciales ortodoxos", comentó Laura Dawson, directora del Instituto Woodrow Wilson para Canadá, con sede en Washington, que ha trabajado estrechamente con Melle y que conoce a Smith.
Delegados dicen que prevén que las discusiones se intensifiquen cuando los funcionarios vuelvan a reunirse en México en septiembre.
Las negociaciones del TLCAN, que entró en vigor a comienzos de 1994, son particularmente complejas. Los funcionarios están divididos en 28 meses distintas y entre los temas delicados figuran las exigencias estadounidenses sobre compras, reglas de origen y medidas diseñadas para reducir un gran déficit comercial con México.
Una opción para México y Canadá es rechazar algunas de las propuestas estadounidenses, lo que forzaría a Melle a decir a la Casa Blanca que alcanzó un punto muerto. "Entonces tienen que abandonar las negociaciones o retirar sus exigencias", explicó Dawson.
México y Estados Unidos quieren que las negociaciones concluyan hacia fin de año, pero funcionarios canadienses desestiman la idea de que el TLCAN pueda ser reformulado rápidamente y creen que tomaría al menos dos años incorporar los cambios que quiere Trump, incluso si Canadá y México los aceptaran.
Como candidato y luego como presidente, Trump ha descrito al TLCAN reiteradamente como "un desastre" que afecta a las manufacturas estadounidenses al alentar a las empresas a relocalizar plantas y cientos de miles de empleos en México, donde los costos son menores. No obstante, expertos culpan a la creciente automatización por algunos empleos perdidos.