10/May/2024
Editoriales

Podríamos elegir a una víbora

Esopo vivió durante el siglo VI a.C. y su vida es de fábula. Fue esclavo en Egipto; Aristófanes lo acusó de robo sacrílego; Plutarco aseguraba que era muy feo y jorobado, pero la tradición histórica lo incluye entre los Siete Sabios, pues sus fábulas son casi un tratado psicológico de filosofía, y es el fabulista más fabuloso de la historia.

Una de sus fábulas políticas es la de ‘Júpiter y las ranas’ que versa acerca de:

Unas ranas del estanque andaban buscando un rey y le pidieron al supremo Júpiter que las ayudara. El magno, divertido, arrojó un pequeño leño al agua que, cuando golpeó contra la superficie, produjo un gran impacto arrojando salpicones para todas partes.

Las ranas rápidamente se sometieron. Pero una vez pasado el tiempo, el madero seguía allí inmutable y los batracios le perdieron el respeto y ya sin temor terminaron  insultándolo. Clamaron entonces al cielo por otro rey por que este no les gustaba ya que parecía estúpido. 

Júpiter les envió entonces una víbora que prestamente cruzó el estanque y las impresionó por sus habilidades, pero pronto comenzó a comerse las ranas, una por una

Las que se salvaron huyeron despavoridas y clamaron a Júpiter su perdón. Pero el dios les dijo: ‘si no fueron capaces de respetar al rey que ya tenían, aguanten al nuevo’. Ese es, supongo, el origen del proverbio ‘más vale malo conocido que bueno por conocer’.

En Nuevo León habrá elecciones en junio próximo. Se elegirán nuevo gobernador, nuevo congreso local, nuevos ayuntamientos y en todo el país, diputados federales.

El electorado quiere un cambio, pero ya se ha equivocado anteriormente. La vez pasada votó a un gobernador impresionado por su acrobacia verbal y rostro de caudillo decimonónico montado en un cuaco para sustituir al que parecía estúpido y ladrón.

Pero resultó que ahora está peor que cuando estaba mal, pues quien gobierna no defiende ni el agua para beber ni soluciona el problema del transporte público, y eso que no ha enfrentado desastres mayores.

Gobernar nunca ha sido fácil, se requieren pocas pero importantes cualidades, en especial una que se llama congruencia; si se gobierna mal, ofende y si lo hace bien, aburre. Si gobierna poco es rebasado y si gobierna mucho es odiado.

En esta nueva oportunidad el electorado debiera votar con el cerebro sin hacer caso a las vísceras. Votar la experiencia no la simpatía, revisar biografías y ponderar las propuestas serias. Porque ahora llegará a sufragar una miríada de jóvenes primerizos a los que nadie les ha explicado que nuestro nivel de vida no es motivo de la casualidad.

Las ranas aplaudieron a la serpiente que llegó a gobernarlas porque se veía muy hábil y lucidora, pero se las fue comiendo una a una, debido a que esa era su naturaleza. Otro error en las urnas nos costaría muy caro; la inseguridad, más las tragedias sanitaria y económica nos acechan. Estamos en manos de un electorado que tiene el poder que tenía Júpiter entre las ranas, esperemos que no nos mande a otra víbora.