Internacional

La guerra acerca a ucranianos y gitanos

En Radvanka, un barrio gitano de la ciudad ucraniana de Úzhgorod (oeste), un soldado de esa minoría discriminada muestra con orgullo una medalla militar otorgada por el presidente Volodimir Zelenski.

"Casi morí cuatro veces" dice a la AFP Viktor Ilchak, de 31 años, que combatió ocho meses y aún tiene en un brazo esquirlas de una bomba rusa cuando defendía la ciudad de Mariúpol, hoy ocupada por Rusia.

Según las oenegés romaníes en Úzhgorod, soldados como Ilchak y grupos que ayudan a los refugiados ucranianos están borrando los prejuicios en torno a la minoría gitana, abriendo el camino para un acercamiento.

"En el frente no importa si eres romaní, todos nos consideramos hermanos", aseguró Ilchak, padre de cuatro hijos, quien admite ser analfabeto.

"Muchos dudaban de que un romaní que no sabe leer o escribir pudiera combatir en el ejército. Muchos se sorprenden de que los gitanos estén luchando", expresó Ilchak, un mecánico de tanques con la 128 Brigada Transcarpatiana.

"Les dije 'si soy ucraniano debo luchar por Ucrania'", declaró delante de su domicilio en una deteriorada calle.

"Decían que los romaníes no sirven, ¡pero se equivocan! En tiempos de necesidad, pueden contar con nosotros", expresó su suegro Janos Tokar, de 58 años.

- Gran ayuda -

Grupos romaníes en Úzhgorod, la mayor ciudad de Transcarpatia, región más occidental de Ucrania y hogar de su mayor comunidad gitana, detectaron un cambio de actitud debido a la guerra.

"Mucha gente comenzó a decir en redes sociales cosas como que "los romaníes ayudaron a los ucranianos, es sorprendente", comentó Anzhelika Bielova, quien dirige la organización "Voz Romaní".

Su misión es ayudar a jóvenes mujeres romaníes a capacitarse y obtener empleo, pero desde la guerra ha ayudado a recoger ayuda para refugiados no romaníes.

Grupos como el de Bielova calculan que hay 400.000 romaníes dispersos por Ucrania.

Con problemas de pobreza, discriminación y segregación, la guerra implicó un nuevo trauma para los 170.000 romaníes que debieron huir del este y sur de Ucrania.

Hubo reportes de discriminación en las fronteras con países vecinos y en las filas de ayuda humanitaria, ante el flujo de refugiados romaníes, muchos de ellos indocumentados.

"Nuestra organización ha ayudado mucho a los ucranianos", declaró a AFP Bielova, de 27 años, en su oficina donde romaníes, pero no solo, esperan recibir ayuda.

"Muchos en nuestro equipo somos desplazados internos, sabemos lo difícil que es vivir en un sitio nuevo", expresó Bielova, una refugiada de Zaporiyia.

- Cambio de opinión -

En Radvanka, donde muchas casas tienen techos de metal acanalado y el estruendo de los trenes de carga resuena en la cercanía, Eleonora Kulchar dirige un refugio abierto para todos, sin importar su origen.

La vivaz mujer de 54 años abrió el sitio en marzo para ayudar a su "propia gente", que no recibía ayuda en la estación de tren de Úzhgorod al huir, antes de que comenzaran a aceptar a todos.

"Quienes han visto a los romaníes defendiendo a Ucrania o ayudando a refugiados ucranianos cambian de opinión sobre nosotros", aseguró Kulchar, jefa de educación romaní de la organización Blago.

Casi la mitad de los 70 residentes del refugio, financiado por donantes, son familias no romaníes de Mariúpol, Berdiansk y Jersón.

En el piso de arriba, una familia de Jersón dijo a AFP que llegaron al sitio en noviembre tras no encontrar habitación en Úzhgorod, donde los hoteles estaban ocupados por desplazados internos.

"Tuvimos un poco de miedo porque no habíamos tenido contacto con los romaníes, pero luego vimos que estaba todo bien", recordó Veronika Komarnitskaya, de 37 años.

"Son como nosotros", acotó su madre, Lyudmyla Chukhran, de 62 años.

Enel patio, el hijo de Komarnitskaya, Nikita de 10 años, juega fútbol con niños romaníes e incluso aprendió algunas palabras de su lengua.

"La guerra nos ha acercado, antes no hubiera creído que pudiera ocurrir", admitió con un niño romaní sentado en su rodilla en la sala del refugio.

Aún así, Bielova se mostró cautelosa en cuanto a si esta aproximación sería duradera.

"Después de que ganemos la guerra, habrá mucho trabajo, tenemos que educar a los ucranianos sobre derechos humanos y dignidad si queremos unirnos a la Unión Europea", sostuvo.