10/May/2024
Editoriales

Una bromita de Pani a Obregón

El ingeniero civil Alberto J. Pani, además de haber sido Ministro de Hacienda (el mejor de la historia) en el periodo posrevolucionario, lo fue de Relaciones Exteriores, así que en su desempeño oficial viajaba al extranjero. Una vez en Nueva York entró a comprar regalos en una de las tiendas llamadas “Ten Cents Store”, donde todo valía diez centavos de dólar, algo semejante a las actuales “Dollar Tree Stores”. Allí compró unos anillos de metal corriente con vidrios de dimensiones escandalosamente grandes y talladas como brillantes, para bromear con sus amigos y ahijados.

 Como era amigo personal del presidente Álvaro Obregón, le entregó uno de esos en forma ceremoniosa diciéndole que era “el anillo del pescador” –aludiendo al Superintendente de Ferrocarriles- y el estuche de la baratija daba la impresión o “el gatazo” de algo caro. Obregón era un político súper listo, pero en esa ocasión no percibió de pronto la broma y se resistía dignamente a aceptarlo. Sin embargo, alguien del Estado Mayor al ver el anillo le recomendó al oído: “Absténgase de usarlo mi General, porque la gente puede creer que es bueno…” Obregón lo vio bien y soltó semejante carcajada…

 

 

121. Alberto J. Pani, “Bajo el presidente Obregón” en Apuntes autobiográficos. México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 2003, pp57-58