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Londres niega el "chantaje" a la UE con la seguridad

El Gobierno británico quitó hierro este jueves a su amenaza de dejar de colaborar con la Unión Europea en seguridad si no hay acuerdo comercial, al tiempo que dará el primer paso para desenredar sus leyes de las europeas.

En Malta, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, se reunirá con la canciller alemana, Angela Merkel; con su par español, Mariano Rajoy, y con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en un encuentro de lí­deres conservadores centrado en el adiós británico.

En una tribuna en siete diarios europeos, la primera ministra británica, Theresa May, lanzó un mensaje tranquilizador, expresando su deseo de mantener una "profunda y especial relación con toda la UE" tras el Brexit.

"Estamos convencidos de que será posible llegar a un acuerdo en el plazo previsto, y además de un modo que refuerce los valores europeos que todos compartimos y que el mundo necesita", escribió May en el diario español El Paí­s.

Sin embargo, en la carta que dirigió a la Unión Europea (UE) para dar inicio a la separación, May se refirió a la seguridad en 11 ocasiones.

"En términos de seguridad, un fracaso a la hora de alcanzar un acuerdo se traducirí­a en el debilitamiento de nuestra cooperación en la lucha contra el crimen y el terrorismo", escribió May.

"No es una amenaza", dijo este jueves a la BBC el ministro británico del Brexit, David Davis. "Es una constatación del hecho de que serí­a perjudicial para ambas partes que no lleguemos a un acuerdo. Es un argumento para lograr un acuerdo".

La ministra británica del Interior, Amber Rudd, insistió en que la seguridad tiene que ser también objeto de negociaciones. "Somos el mayor contribuyente de la Europol. Si nos vamos de la Europol, nos llevamos la información", dijo Rudd.

- "La seguridad es algo muy serio" -

El argumento no cayó bien en el resto de Europa.

"Trato de ser un caballero con las señoras, así­ que no uso, ni pienso, en la palabra 'chantaje'", dijo el principal negociador del Parlamento europeo, Guy Verhofstadt.

Sin embargo, añadió que la seguridad de los ciudadanos "es un tema demasiado serio" para depender de las negociaciones de divorcio con Reino Unido".

"No aceptaremos nunca que haya un mercadeo entre" acuerdo y seguridad, sentenció.

También hubo crí­ticas dentro de Reino Unido.

"No. Somos Reino Unido. No hacemos estas cosas. No amenazamos con ignorar atentados terroristas a cambio de libre comercio. No amenazamos vidas a cambio de acuerdos aduaneros", escribió en Twitter la portavoz de Interior de la oposición laborista, Yvette Cooper.

No fue la única fricción, Merkel echó un jarro de agua frí­a a la pretensión británica de negociar un acuerdo de libre comercio al mismo tiempo que el divorcio, como May pidió en su carta.

"Antes habrá que clarificar en las negociaciones como desligar las estrechas imbricaciones" entre la UE y Reino Unido, dijo Merkel.

El presidente francés, Franí§ois Hollande, le dijo lo mismo a May en la conversación telefónica que mantuvieron este jueves, señaló el Elí­seo, mientras Rajoy le recordó "la posición unitaria de la UE respecto a la negociación".

- La gran derogación -

Reino Unido empezará este jueves a afrontar esas imbricaciones mencionadas por Merkel, iniciando la tarea colosal de separar sus leyes de las europeas, tras 44 años de supremací­a de la legislación y los tribunales europeos.

El Gobierno británico publicará este jueves un libro blanco con las lí­neas más importantes de la 'Gran Ley de Derogación' (Great Repeal Bill), que convertirá en leyes británicas todas las europeas, con la intención de que no haya un salto legislativo al vací­o cuando el paí­s abandone la UE.

A partir de la aprobación de ese instrumento, se irán examinando una a una todas esas leyes europeas para enmendarlas o derogarlas.

Los planes del Gobierno suscitarán seguramente controversia, porque darán a los ministros, además de a los Gobiernos regionales de Escocia, Irlanda del Norte y Gales, la potestad, durante un breve periodo de tiempo, de cambiar esas leyes europeas, recurriendo a un mecanismo de 1539 que usó Enrique VIII para legislar por proclamación, sin tener en cuenta al Parlamento.

David Davis garantizó a los diputados que no habrá abusos y que todo se hará de modo que el "Parlamento esté satisfecho con lo adecuado del proceso".