11/May/2024
Editoriales

Las peleas entre ex amigos son duras

Ulysses S. Grant nació en Ohio en 1822. A sus 24 años vino a México entre los norteamericanos invasores en 1846, y considerando que era un conflicto inmoral, no peleó con todo el coraje que después mostró en la Guerra de Secesión (1861- 1865). Cuando empezó esta Guerra de Secesión, Grant dejó su retiro voluntario de las armas y dijo adiós a su gran amigo el alcohol, para inscribirse en el ejército de la Unión que enfrentaba a los secesionistas, y le dieron de entrada con el grado de coronel para, casi inmediatamente después ser ascendido a general de brigada, pues su fiereza en el campo de batalla y su inteligencia no pasaba desapercibida.

Sin embargo, para llegar a general de división hubo de hacer un estupendo papel en Tenessee, conquistando los fuertes confederados Henry y Donelson. Además de conseguir el nivel buscado, ganó la difícil batalla de Chattanooga, por lo que en marzo de 1864 ya era el mero jefe de todas las fuerzas de la Unión. Con semejante responsabilidad tenía que medirse con su amigo y antiguo compañero en la guerra de invasión a México, el sureño Robert E. Lee “el zorro gris” que era jefe del ejército secesionista. Entrambos nació una enemistad natural, y protagonizaron varias batallas consideradas de antología, que evidenciaban la lucha encarnizada que celebraban los dos nuevos ex amigos. Hasta que Grant derrotó a Lee en la mera capital sureña, Richmond, y luego lo remató (militarmente) en la batalla de Appomattox, Court. Estas hazañas bélicas de Ulysses S. Grant fueron su mejor carta de presentación cuando se metió a la política, y terminó entrando a la Casa Blanca en 1868, saliendo de ella hasta 1876.