Internacional

Fidel Castro arremete contra el discurso de Obama en Cuba

La Habana - El lí­der cubano Fidel Castro se situó a la cabeza de la arremetida periodí­stica de la última semana contra el discurso de Barack Obama en La Habana, con un artí­culo en el que afirma: "No necesitamos que el imperio nos regale nada".

En la pieza publicada en el diario oficial Granma bajo el tí­tulo "El hermano Obama", Castro dice que el mandatario estadounidense "pronunció un discurso en el que utiliza las palabras más almibaradas".

Durante su estadí­a en la isla entre el 20 y 22 de marzo, Obama instó en un discurso pronunciado en el Gran Teatro de La Habana y transmitido en vivo por la televisión cubana, a "olvidarnos del pasado" y mirar al futuro.

"Se supone que cada uno de nosotros corrí­a el riesgo de un infarto al escuchar estas palabras del Presidente de Estados Unidos", señaló con ironí­a Castro, quien cumplirá 90 años en agosto y se alejó del poder hace una década por motivos de salud tras gobernar la isla durante 48 años, para ser sustituido por su hermano Raúl.

"Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado paí­s renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura", reafirmó el histórico lí­der cubano, recordando el embargo impuesto en 1962 por Washington y su respaldo a acciones violentas contra el gobierno de la isla.

"No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pací­ficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta", aseveró.

- La página de la historia -

En dí­as pasados, se sucedieron artí­culos en la prensa cubana en los que a juicio de los académicos y periodistas firmantes, Obama cometió omisiones en su discurso.

En esos artí­culos, se rechaza el llamado de Obama -el primer mandatario estadounidense en visitar Cuba en 88 años- a pasar la página de la historia y olvidar el pasado de confrontaciones entre los dos paí­ses.

"Su lógica discursiva va dejando espacios de aire que eluden, minimizan o manipulan los hechos", señaló el académico y periodista Enrique Ubieta, en uno de esos escritos.

Sin embargo, aunque el presidente Raúl Castro escuchó desde la platea el discurso de Obama, el Gobierno cubano se ha abstenido hasta ahora de reaccionar oficialmente a su discurso, toda vez que Fidel ya no forma parte del ejecutivo, aunque mantiene su influencia.

Cuba y Estados Unidos restablecieron relaciones en julio pasado tras más de cinco décadas de fuerte confrontación, y la visita de Obama buscó impulsar el proceso de "normalización" de esos ví­nculos, que ambos gobiernos admiten será lento y paulatino.

"Es hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el futuro, mirémoslo juntos, un futuro de esperanza", dijo Obama, quien criticó el embargo contra la isla e instó nuevamente al Congreso de su paí­s a levantarlo.

Tras enfrentar el antagonismo de nueve administraciones consecutivas, Fidel Castro consideró que el "despiadado bloqueo" dura "ya casi 60 años".

También inquirió: "¿y los que han muerto en los ataques mercenarios a barcos y puertos cubanos, un avión de lí­nea repleto de pasajeros hecho estallar en pleno vuelo, invasiones mercenarias, múltiples actos de violencia y de fuerza?".

El llamado de Obama a dejar atrás el pasado encontró también respuesta fuera del ámbito oficial. En su homilí­a del pasado Viernes Santo en la catedral de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, también replicó esas palabras.

"Entre los paí­ses, entre nosotros hace falta el perdón, ¿por qué? Porque la historia no se olvida fácilmente, hay agravios que no se olvidan, no se pasa una página fácilmente, porque hay que perdonar agravios", dijo Ortega.

El cardenal consideró que "hay una gran dificultad" para olvidar el pasado: "no se pasa la página y no se deja atrás la historia porque la historia es necesaria y la historia es maestra de la vida como dijo el pensador griego y hace falta tenerla siempre presente y sin embargo tenemos que vivir reconciliados".