Editoriales

El otro Donald Trump

El presidente de Estados Unidos, en su papel político es odioso pues tomó su puesto público como un reto económico, una empresa propia que debe transformar en una exitosa y productiva. Sin embargo, es interesante conocer sus antecedentes de vida, su lucha por sobrevivir a una bancarrota que se veía muy probable en las décadas de los años setenta y ochenta. Innegablemente se trata de un hombre vanidoso, con una exagerada auto estima. Nació en Queens, NY en 1946, siendo el cuarto de cinco hijos. Su madre vino de la isla de Lewis, y su padre hijo de un migrante alemán cuyo apellido era Drumpf. A los 13 años fue a la academia militar de Nueva York y después de graduarse quiso matricularse en la escuela de cine de California, pero terminó inscribiéndose en la Universidad de Fordham, en el Bronx, para estar cerca de casa. Fue a la escuela de finanzas de Wharton de la Universidad de Pensilvania de donde egresó en 1968. En 1971 trabajaba para la compañía de su padre, la Organización Trump, antes de emprender su propio camino.

Desde la universidad, mientras sus amigos leían comics, él estudiaba las listas de ejecuciones hipotecarias, pues estaba obsesionado con los grandes negocios inmobiliarios. Amaba Manhattan y su primer departamento donde vivió de soltero fue uno alquilado tipo estudio que daba a un patio. El tipo es un purista de la limpieza y quiere que todas sus propiedades brillen. Se maneja mucho en base a corazonadas, y seguido no les hace caso a sus asesores en materia de negocios. Se interesó en el negocio del juego cuando descubrió que Hilton tenía 150 hoteles en el mundo, pero los dos casinos en Las Vegas le daban el 40% de sus utilidades generales. Dice haber heredado el glamour de su madre y lo trabajador de su padre; la diferencia con él es que a Donald le gusta contratar mujeres para los altos cargos de sus negocios. Su lugar favorito es Mar-a-Lago, una espectacular propiedad en Florida construida en 1920 por la heredera de la fortuna de los cereales Post, y que le compró a precio de ganga, transformándola en un club privado.  Se sintió muy orgulloso cuando reconstruyó la pista de hielo Wollman en Central Park en tan solo cuatro meses, siendo que las autoridades de NY se habían tardado años y no podían acabar la obra. 

En 1977 se casó con la modelo checa Ivana Zelnickova, quien trabajó como gerente de los hoteles de Trump. Ivana le decía “El Trump” para referirse a él. Se divorciaron en 1992 teniendo tres hijos de ese matrimonio, que son: Donald Jr, Ivanka y Eric. El motivo del divorcio fue una aventura de Trump con la modelo Marla Maples, con quien luego se casó en 1993 y tuvieron una hija –Tiffany- para, en 2004 matrimoniarse con la modelo eslovena Melania Knauss, actual primera dama de EUA. Hasta antes de mudarse a la Casa Blanca, vivían con su hijo Barron (llamado así en honor de Barron Hilton) en la Torre Trump, en un pent house de 30 millones de dólares. En 2006 tenía una fortuna de 2 mil 900 millones de dólares, ubicado en el lugar 94 entre los más ricos de Estados Unidos. Su estilo de vida extravagante lo hizo famoso, así que cuando publicó en los ochenta su libro El arte de la negociación, de inmediato se le consideró un documento representativo de una forma de hacer negocios agresivamente. Trump debe gran parte de su fortuna a su nombre, un fenómeno similar al del showmanP. T. Barnum un siglo antes. Cuando los productores del programa televisivo The Apprentice le ofrecieron ser el personaje central, lo aceptó de buena gana para intentar crecer su fama entre una nueva generación. De su desempeño como político no hay muchas cosas buenas que decir, pero de que el tipo es exitoso, ni quien los discuta.