16/Oct/2024
Editoriales

Septiembre 23 de 1846: María Josefa Zozaya participa directamente en la Batalla de Monterrey, durante la invasión norteamericana

Septiembre 23 de 1846: Marí­a Josefa Zozaya participa directamente en la Batalla de Monterrey, durante la invasión norteamericana. Marí­a Eduarda Francisca Josefa Zozaya Valdez, nace en San Carlos, Tamaulipas, el 14 de octubre de 1822. Cuarta hija de Cristóbal Zozaya Flores y de Marí­a Gertrudis Valdés.

A temprana edad conoce la orfandad materna y su padre casa de nuevo, ahora con Marí­a Teresa Chavarri, con quien procrea a su hijo Juan Miguel Zozaya Chavarri, medio hermano de Josefa. En 1840 muere su padre Cristóbal y a los 18 años Josefa casa con el rico lampacense Manuel Urbano de la Garza Flores, en Villagrán, Tamaulipas. Madre de dos hijas –Juana Romana y Marí­a Trinidad Garza Zozaya-, Josefa enviuda a los 22 años y en la década de los años cuarenta se traslada a vivir a Monterrey, en una vivienda de su familia ubicada frente a la Catedral y la plaza principal, en una casona que con el tiempo se convertirí­a en el Hotel Continental. El 23 de septiembre se desarrolla una batalla con fuego cruzado.

Los estadounidenses atacan pero ya con la experiencia de las bajas sufridas dos dí­as antes, evitan la lucha en las calles y en su lugar agujeran las paredes de las edificaciones para llegar por atrás de las defensas de los mexicanos. Al norteamericano Taylor le preocupan las bajas civiles en la zona, pero de todas formas ordena disparar un mortero con rumbo a la plaza cada veinte minutos. Los mandos mexicanos Mejí­a, Berra y Garcí­a Conde ordenan pelear cuerpo a cuerpo subiendo a las azoteas de las casas, estrategia que contiene al invasor, que se conforma con enfrentar a la defensa desde las azoteas donde se atrincheraron.

El enemigo es contenido a la altura de la plaza de la Carne, hoy plaza Hidalgo, apoyados nuestros combatientes aní­micamente por la presencia de Marí­a Josefa Zozaya quien sube a la azotea de su casa, abastece de parque a los defensores, arriesgando su vida hasta disparar directamente defendiendo las causas nacionales. En la madrugada del 24 de septiembre el general Ampudia enví­a el mensaje a Taylor de capitulación a cambio de una retirada digna de las tropas, entregando la plaza Monterrey. La ciudad capital de Nuevo León sufre al ver que la bandera de las barras y las estrellas ondea en su plaza de Armas, en lugar del sí­mbolo patrio tricolor.

La Batalla de Monterrey fue una lucha encarnizada que tuvo el siguiente saldo: el ejército de ocupación perdió 120 soldados que fallecieron, 368 heridos y 43 desaparecidos. Las pérdidas nacionales ascendieron a alrededor de 367 entre muertos y heridos. Durante las negociaciones de la capitulación, las dos partes acordaron, a propuesta de Ampudia, entregar la ciudad a cambio de un armisticio de ocho semanas para permitir la liberación de las tropas mexicanas.Taylor accedió a esos términos debido a que su maltrecho ejército requerí­a tiempo para recuperarse de la batalla y porque era largo el tramo faltante para llegar a la capital mexicana.

Mientras, esperarí­a refuerzos de su paí­s. Sin embargo, cuando el presidente James Polk supo los términos de las negociaciones de Taylor, lo censuró. Dijo que el trabajo del ejército era "matar al enemigo" y no negociar. Es posible que Polk haya estado influenciado por el uso polí­tico electoral que Taylor estaba dando en Estados Unidos a su victoria en la Batalla de Monterrey. Regresando a Josefa Zozaya, esta bella mujer casa de nuevo, ahora con su cuñado Juan Martí­n de la Garza Flores, quien llegarí­a a ser efí­meramente gobernador de Tamaulipas. La heroí­na de Monterrey, muere aparentemente en 1860, a la edad de 38 años y sus restos no han sido localizados aún.