09/May/2024
Editoriales

Pronto tendremos elecciones, pensemos bien nuestro voto

Quienes gobiernen aferrados a sus puestos pensando in sécula seculórum están muy equivocados. Ser Presidente o Gobernador es solo un accidente en la vida democrática; su gestión es pasajera, y no se puede heredar el poder como si fuera patrimonio propio, porque es prestado. Todos los funcionarios y sus partidos son sólo peregrinos para la vida democrática.

Un peregrino que se dirigía a Santiago de Compostela y su aspecto denunciaba los muchos días que llevaba caminando y juntando el polvo de los caminos, llegó a las puertas de un imponente castillo.

Pidió y le concedieron hablar con su dueño, un Conde que, en sus maneras y vestimenta, evidenciaba riqueza y poder.

_Deseo que me dejes descansar esta noche en este refugio de peregrinos, dijo el forastero.

_Este no es un refugio de peregrinos -respondió enfadado el Conde- este es mi castillo, el célebre castillo de la noble familia de los Chanels.

_O sea que lo heredaste de tu padre

_Así es, confirmó el Conde

_¿Tu padre vive ?

_No, murió hace años

_¿Y cómo se hizo él dueño de este hermoso Castillo?

_Lo heredó de su padre, mi abuelo

_¿Vive? 

_No, respondió el Conde ya en tono de fastidio, murió hace muchos años

_En cuanto a tu bisabuelo y tatarabuelo –que en paz descansen- murieron seguramente también hace largo tiempo.

Se hizo un silencio de varios segundos al cabo de los cuales volvió a hablar el zarrapastroso recién llegado:

_Entonces no me equivoqué señor al decirte que este lugar donde la gente se hospeda durante algún tiempo y luego se marcha, es un refugio de peregrinos

Este cuento ilustra lo que les sucede a quienes creen que el palacio de Gobierno les pertenece cuando en realidad es de todos los peregrinos que en su momento reúnan los requisitos para hospedarse un tiempo en él. Así es la vida democrática, y tratar de perpetuarse en el poder ha sido motivo de grandes movilizaciones populares, de revoluciones y hasta de magnicidios.

La recomendación a los gobernantes es, por lo tanto, actuar en consecuencia, buscando permanentemente la mejoría de los gobernados, cumpliendo las promesas que hizo para llegar a gobernar, y portando con gallardía la representación concedida por un breve tiempo.