10/May/2024
Editoriales

Cuidado con el fanatismo

En estos tiempos resulta cada vez más frecuente ver gente fanatizada. Por un equipo de fútbol se desatan inconcebibles expresiones de alegría con su triunfo, y dramáticas actitudes dignas de una obra de tragedia griega, por una derrota. En el aspecto religioso es bien conocido el fanatismo que lleva a ciertos fieles a cometer crímenes o suicidios con motivos baladíes nomás para ‘reivindicar’ su devoción.

El fanatismo en la política es igual o más grave pues, aunque sus expresiones sean similares, siempre existe la posibilidad de que derive en hechos de armas. En nuestro México habrá elecciones generales el próximo día 2 de junio, y desafortunadamente se advierte peligro porque un segmento de la población se ha fanatizado. Para no dar ejemplos de mexicanos fanáticos, veamos qué sucedió durante la Segunda Guerra Mundial, con los soldados alemanes de las Waffen – SS que se fanatizaron al extremo. El fanatismo se manifestó en la batalla de Normandía, pues a pesar de su inferioridad militar presentaron una increíble y encarnizada resistencia al avance de los aliados. Hasta ahí no es dañino, incluso se debe calificar como bueno para su causa, pero en el extremo sucedió que en un hospital cercano a Bayeux, el coronel Fraser, el médico de mayor rango, revisaba a un soldado de la Waffen – SS malherido que requería de urgencia una transfusión de sangre. Cuando la aguja ya estaba dentro de su brazo para iniciar la inyección de sangre, el apasionado joven nazi volvió en sí y preguntó si la sangre era inglesa. El médico le dijo que sí, y el joven se arrancó la sonda gritando: “muero por Hitler”, y efectivamente, murió.