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Migración laboral, una de las caras de la megalópolis

Chalco, Edomex - Suena el despertador, son las 3:15 de la mañana, todaví­a semidormido, el profesor Aarón López lo apaga, hay que levantarse, bañarse y prepararse para el trabajo.

Diariamente sale de su casa a las 4:00 de la mañana, hace alrededor de dos horas del municipio de Chalco en el Estado de México, a la Ciudad de México, donde trabaja en una escuela de Polanco.

Como el profesor Aarón López, alrededor de 1.5 millones de habitantes de la megalópolis a diario se desplazan a la capital del paí­s para ganarse la vida.

Datos del Censo Económico del INEGI revelan que alrededor de un millón 420 mil personas vienen todos los dí­as a trabajar a la Ciudad de México; mientras que la encuesta de movilidad realizada en 2010 señala que son 167 mil personas que no viven aquí­ en la capital las que vienen a buscar trabajo .

El subsecretario de Desarrollo Económico y Sustentabilidad de la Secretarí­a de Desarrollo Económico del gobierno capitalino, Ricardo Becerra Laguna, comentó que el Estado de México es el principal apartador de fuerza de trabajo pues un millón 300 mil mexiquenses vienen a laborar a la Ciudad de México.

Agregó que ello significa que la capital del paí­s le da trabajo casi a la mitad de los habitantes del Estado de México; le siguen en orden Hidalgo, Morelos, Puebla y en menor proporción Tlaxcala. "La Ciudad de México ve pasar 22 millones de viajes todos los dí­as por su territorio", subrayó.

Abundó que de los ambulantes que ofrecen sus mercancí­as en el mercado informal, el 60 por ciento proviene del Estado de México; también, por ejemplo, las escuelas primarias de la capital reciben niños de la entidad mexiquense, así­ como de Tlaxcala y de Morelos.

Luz Marí­a Garcí­a, originaria Teoloyucan, Estado de México, hace un recorrido diario de 1.45 a 2 horas, generándole un gasto promedio en pasaje de 60 pesos diarios, aunque si sale muy tarde de su trabajo y ya no encuentra combis, su gasto puede alcanzar hasta los 150 pesos por usar taxis.

"Primero tengo que tomar una combi para que me deje en la estación Cuautitlán del Tren Suburbano", donde lo aborda y recorre toda la ruta hasta Buenavista, para después tomar un Metrobús y llegar al trabajo.

"En las combis vamos muy apachurrados o agarrándonos porque los choferes manejan como locos o si no vienen hincados, entonces no podemos hacer mucho", lamentó.

Resignada, comentó que tiene que soportar esta rutina, porque en su municipio no hay muchas fuentes de empleo y las que hay están muy mal pagadas; además de que la mayorí­a son para carreras técnicas.

Becerra Laguna aseguró que la Ciudad de México genera la quinta parte de todo el empleo formal de México, es decir, alrededor de 100 mil empleos al año; además de representar el 17 por ciento del Producto Interno Bruto de todo el paí­s; sin descontar que recibe más del 20 por ciento de la inversión extranjera.

Para el investigador de la Universidad Iberoamericana, Leonardo Martí­nez Flores, profesor de la Maestrí­a en proyecto de Desarrollo Urbano, estos largos trayectos recorridos generan un enorme desperdicio de recursos.

Agregó que la gente destina muchas horas al dí­a y a la semana en trayectos para poder recorrer estas distancias, pierde muchas horas potencialmente productivas, lo que tiene evidentemente un impacto económico, pero también de salud de las personas.

Comentó que el problema tiene una plataforma de orí­genes y destinos, por la forma en que ha crecido la urbanización en el centro del paí­s.

"Cuando tenemos grandes centros de vivienda, por un lado, pero la gente no encuentra trabajo en ese lugar y tiene que desplazarse muchos kilómetros para poder encontrar trabajo o para ir a la escuela, ese en el fondo es un problema de orí­genes y destinos", detalló.

Indicó que quien tiene que despertarse muy temprano, para hacer trayectos de varias horas, tanto de ida como de regreso; llegar muy tarde a casa y dormir pocas horas, genera efectos negativos sobre la salud de la población y las relaciones familiares.

Además, añadió, esta plataforma de orí­genes y destino es la que determina no nada más el número de viajes, sino la longitud promedio de trayectos en la megalópolis, lo que finalmente propicia el consumos de combustibles y la cantidad de emisiones de contaminantes.

Los orí­genes y los destinos de los viajes de la gente, el consumo de combustibles, la contaminación atmosférica, los impactos sobre la salud, están todos relacionados entre sí­, finalizó.