Karl Scheele (1742 – 1786) fue un científico alemán de origen sueco especializado en química y farmacia. Investigaba siempre, y entre sus descubrimientos químicos se encuentra nada menos que el oxígeno, el bario, el molibdeno, el tungsteno, el manganeso y el cloro.
No sólo tuvo esas satisfacciones durante su vida, pues también patentó un proceso similar al de la pasteurización. Desafortunadamente, su formación de farmacéutico le hacía poner a prueba sus experimentos degustándolos, y durante largo tiempo consiguió sobrevivir a diversas combinaciones mortíferas. Pero no siempre tuvo tan buena suerte, pues en uno de sus múltiples experimentos probó una fórmula que contenía mercurio y murió por intoxicación. Mi padre fue farmacéutico, y me consta que muchas veces se ponía alguna mínima porción de ciertos elementos químicos en la lengua para verificar si eran realmente lo que decía la etiqueta. Las nuevas generaciones ya tienen otras formas menos peligrosas para esos fines.