09/May/2024
Editoriales

El presidente y el loco

El ingeniero Pascual Ortiz Rubio fue electo presidente de la República entre los años de 1930 a 1932. 

Su candidatura fue la primera impuesta por Plutarco Elías Calles en el naciente Partido Nacional Revolucionario, pues el obregonismo impulsaba a nuestro paisano Aarón Sáenz Garza, y todo mundo lo daba por hecho. 

Sin embargo, para Ortiz Rubio ser presidente no fue sencillo, pues quien lo impulsó a la presidencia lo manejaba sin disimulo, desprestigiándolo ante propios y extraños.

Desde los adentros del sistema político nacional se movían versiones y rumores para que el presidente Ortiz Rubio apareciera como un tonto, popularizando sus yerros, al grado que le bautizaron como El Nopalito, deslizando sin mucha sutileza que el nopal es una planta cactácea babosa.

El también ingeniero Alberto J. Pani, destacado ministro de Hacienda -quien tuvo diferencias notables con POR-, contaba que el presidente Ortiz Rubio fue a visitar el manicomio de La Castañeda para verificar un diagnóstico que había llegado a su escritorio.

En el ambulatorio de los enfermos inofensivos, POR platicó con un loco quien, después de buen rato de conversación, le preguntó:

_Y por cierto, ¿Quién dijiste que eres? 

POR respondió: _Soy el presidente de la República.

_Calla por tu bien, dijo el loco a POR, pues a mí, sólo porque dije que era Napoleón, me tienen aquí recluido, si te escuchan quién sabe qué te puedan hacer estos malvados.

 

Alberto J. Pani, ‘Bajo el continuismo Callista, en Apuntes autobiográficos, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 2003, p. 114