19/May/2024
Editoriales

Texto no apto para ambiciosos

Cierta vez leí que en la vida existen dos grandes tragedias y no se sabe cuál es mayor: La primera es no poder tener lo que uno quiere, alcanzando a convertirse algunas veces en obsesión.

Y la segunda tragedia es que finalmente podamos obtener lo que queramos.

Quien haya escrito esta idea, pues no recuerdo las palabras exactas -sólo el mensaje-, es decir, no tengo el envase, pero sí su contenido, es de pensamientos profundos.

Porque todos hemos vivido esa dicotomía. Luchamos por algo que, si no lo conseguimos podemos traumarnos, y si lo conseguimos, muchas veces se convierte en un serio problema que puede llegar a esclavizarnos.   

Esto vale para relaciones humanas, estatus sociales, económicos o políticos.

Una fábula India dice que había un ratón que vivía asustado por miedo al gato, entonces un Mago se compadeció de él y lo convirtió en gato.

Luego comenzó a sentir miedo del perro hasta que el Mago lo convirtió en perro.

Después sintió miedo de la pantera hasta que lo convirtió en pantera, pero ahora le temía al cazador. 

El Mago se dio por vencido y le dijo “Nada de lo que haga por ti te va a servir de nada porque siempre tendrás el corazón de ratón”.

Esta cruel fábula se basa en el principio que veníamos analizando, pues aunque sea bueno aspirar a una mejora, debemos estar alertas para que no se convierta en obsesión.

Tal vez un buen consejo sería entender que nuestra felicidad no depende de nadie más que de nosotros mismos, y mucho menos de ser el dueño de nadie ni de objetos hermosos.

Disfrutemos la vida que es lo más valioso que adquirimos al nacer y es gratis.