La portada de la revista Newsweek en su edición de Navidad, tiene un titular como gritando a todo volumen arriba de la foto de Vladimir Putin, que dice: “Putin se prepara para la Tercera Guerra Mundial”, y luego el subtítulo “Si, esas son malas noticias”. El diario alemán Bildzeitung tiene también una fantasía terrorista similar, en un artículo donde informa sobre la evaluación de dos oficiales anónimos de la OTAN, que sostiene que las recién terminadas maniobras militares Zapad 2017 que realizaron Rusia y Bielorusia, fueron un ensayo para ejecutar un asalto total de Rusia contra Europa, con 100,000 efectivos de tropa (en realidad fueron entre 10,000 y 20,000 efectivos) con el plan de ocupar los Estados bálticos primero, atacar luego por aire la infraestructura principal de Alemania, Suecia y Finlandia, y disparar cohetes Iskander hacia Polonia desde Kaliningrado. Luego, la Radio Pública Nacional, financiada por el gobierno de Estados Unidos, le hizo una entrevista el miércoles 20 al disidente ruso Garry Kasparov, para darle espacio a que despotricara contra Putin, a quien tildó de dictador sin apoyo de su población, y elogió sin medida al director de inteligencia nacional de Obama, James Clapper, por haber dicho esta semana que Putin “sabe como manejar a sus piezas, y eso es lo que está haciendo con el Presidente”.
¿Psicosis? ¿Paranoia? Lo que está claro es que los británicos y sus piezas en Estados Unidos y Europa están histéricos por los esfuerzos del Presidente Trump para establecer relaciones amistosas con Rusia y con China. Para detenerlo, están tomando medidas para preparar a las poblaciones de Estados Unidos y de Europa para una guerra con Rusia, una guerra que muy posiblemente significaría el fin de la civilización que conocemos. Ese es todo el propósito del intento de golpe que está en marcha contra el Presidente Trump a manos de los traidores que le hacen el trabajo a la inteligencia británica a través de la cacería de brujas del “Rusiagate” de Mueller.
Tanto Rusia como China reaccionaron de manera muy severa a la publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional que hizo la Casa Blanca el lunes 18, un documento preparado por el Asesor de Seguridad Nacional, H.R. McMaster y su equipo. El vocero de la Presidencia rusa, Dmitry Peskov, lo calificó de documento “imperial”, el cual pretende que cualquier fortaleza económica o militar que muestren Rusia o China, es una amenaza directa a Estados Unidos. El documento sostiene que el progreso de Rusia y China “vulnera el orden mundial”, el cual, dijo Peskov, “se interpreta obviamente como un mundo unipolar que se reduce a los intereses y necesidades de Estados Unidos solamente”. El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, dijo con referencia a dicho documento, que “los logros de desarrollo que ha alcanzado China son reconocidos universalmente, y cualquier intento por distorsionarlo de parte de cualquiera o de cualquier país, es en vano”.
El propio Trump habló durante el acto de dar a conocer la Estrategia de Seguridad Nacional, en vez de como se acostumbra, que lo hiciera el Asesor de Seguridad Nacional, quien supervisa la producción del documento, para presentarlo a los medios noticiosos. En su discurso, Trump no se refirió a China o a Rusia como enemigos o adversarios (como sí lo hace el documento), sino solo como “rivales” en competencia, e insistió que “intentaría crear una gran asociación con estos y otros países, pero de manera tal que siempre se protejan nuestros intereses nacionales”. Apenas la semana pasada, Trump tuvo dos conversaciones telefónicas sustanciales con Putin, y como lo ha informado EIR(prácticamente los únicos que lo han hecho), Trump realizó el mes pasado una visita a China en la que formó una estrecha amistad con Xi Jinping y un nexo económico ampliado con China y su Iniciativa de la Franja y la Ruta.