En India, los cuerpos de las víctimas de COVID-19 se están acumulando tan rápido que los familiares tienen que incinerarlos en los estacionamientos. En Brasil, los sepultureros trabajan toda la noche. En Alemania, el número de muertos se ha triplicado en los últimos meses y el gobierno federal acaba de imponer su bloqueo más duro hasta el momento. 

A pesar de que abunda el optimismo en los Estados Unidos, donde los casos están en fuerte declive y el suministro de vacunas ha comenzado a exceder la demanda, la pandemia de COVID-19 ha alcanzado uno de sus puntos más sombríos a medida que las campañas de vacunación global se disparan y nuevas variantes de propagación más rápida. Agarrar. 

Se informó un récord de 5,7 millones de casos nuevos en todo el mundo durante la última semana, casi el doble del promedio de siete días a fines de febrero. El número de muertos, que ahora se acerca a 3,1 millones, aumentó en más de 87.000. 

Esas cifras han aumentado la presión sobre Estados Unidos, que junto con otros países ricos ha engullido la mayor parte del suministro, para acelerar la producción y distribución de vacunas en todo el mundo.