08/May/2024
Editoriales

Qué peligrosos son los liderazgos mesiánicos

‘Si no resulto elegido habrá un baño de sangre’, dijo el inminente candidato republicano Donald Trump. Esta declaratoria es una temeraria amenaza que despierta pasiones entre sus más aguerridos seguidores, muchos de los cuales demostraron ser extremistas dispuestos a todo, cuando tomaron el Capitolio en enero 6 de 2021.

Y lo peor es que Trump retomó el discurso de odio en contra de los migrantes mexicanos, considerando que toda persona que entra por nuestras fronteras lo es, aunque venga de otras naciones. 

Los insultó en Ohio diciéndoles que ‘no son personas, sino animales’. Esa xenófoba actitud recuerda las grandes tragedias de la humanidad realizadas por liderazgos mesiánicos, como el de Hitler y su régimen nacional socialista en Alemania que asesinó a sus enemigos políticos comunistas, e inició la eliminación de judíos, homosexuales, discapacitados, gitanos, etcétera, llegando a la terrorífica cifra de 15 millones de asesinatos.

Otro caso fue Stalin en la extinta URSS que después de purgar a sus enemigos políticos mató a chechenos y judíos ‘no aptos para el trabajo’ que sumaron 12 millones de muertos.

El gobierno de Mao Tse Tung eliminó en China a 7 millones de connacionales. Primero a los rivales fuera del Partido Comunista, luego a los de dentro y después a minorías manchúes ‘incapaces de trabajar’, así como a algunas pequeñas tribus.  

Generalmente estos genocidios se presentan cuando existe un líder político mesiánico que identifica a supuestos enemigos que ‘estorban’ para el progreso de la mayoría, y no hay un sistema con equilibrios políticos.

La fortaleza del sistema político norteamericano es la esperanza de que el anunciado baño de sangre no prospere, porque la población estadunidense ni cualquier otra lo merece.

Y mucho menos nuestros hermanos migrantes que incursionan en la nación vecina, buscando mejores oportunidades de progreso.

No es casual que las tres naciones ejemplificadas en este texto (Alemania, Rusia y China), una vez que superaron la prueba de derrocar a sus líderes mesiánicos llegaran a la cumbre del desarrollo. 

Los mexicanos soñamos con que nuestro país llegue a la cumbre del desarrollo… y el primer paso lo debemos dar el próximo día dos de junio.