El gran músico de jazz estadounidense, Glenn Miller (1904 – 1944) se enroló en la fuerza aérea de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Su misión como capitán que era, suponía que debería alegrar a los sufridos soldados norteamericanos con su música. Luego de que los aliados tomaron París, le ordenaron que fuera a actuar en la Ciudad Luz, y así lo hizo, pero ya nadie volvió a saber de él.
El 15 de diciembre de 1944 se trepó al avión en Twinwood, a 80 kilómetros al norte de Londres. El piloto del avión era Norman Baesell, amigo personal de Glenn, quien iba a someterse a una corte marcial acusado de traficar en el mercado negro. En el informe dice que había un tercer pasajero, pero extrañamente no aparece su nombre y nadie sabe quién era. Lo cierto es que el avión no llegó a París y se supone que cayó en aguas del Canal de la Mancha, pero nunca se encontraron los cadáveres. Así que el imaginario popular se dio vuelo, y en una leyenda dicen que estaba vivo y que no se subió al avión que, según el parte oficial, enfrentó un mal tiempo a medio canal.
Decían también que Miller murió en un burdel alemán apuñalado por una prostituta, aunque ninguna de esas teorías se ha comprobado, lo más probables es que el avión haya sido derribado por los mismos aviones británicos que volvían a la base luego de abortar su misión de bombardear a Alemania y arrojaron al mar las bombas sobrantes.
El piloto británico Frad Shaw anotó en su bitácora que vio a un pequeño avión monomotor precipitándose en espiral sobre el mar, tal vez alcanzado por la onda expansiva de algunas de las enormes bombas que llevaban los bombarderos. En 1985, el investigador Clive Ward vio los restos de un avión de las características del de Miller, un Noorduyn Norseman, en la costa de Francia, pero no había restos humanos. En 2010, el periodista Hunton Doowns escribió que Miller fue capturado por la Gestapo para llegar a Eisenhower, y según este relato, Glenn fue torturado y abandonado en un burdel parisino. En fin, lo cierto es que todas las teorías están sin comprobar, y nos perdimos de más piezas de jazz que ejecutaba como nadie el gran Glenn Miller.