12/May/2024
Editoriales

Hay otros peores. Historia de Idi Amin

Un hombre corpulento de 1.96 centímetro de alto y 120 kilos de peso se tituló campeón de peso pesado en Uganda. No era de extrañarse, pues en esa categoría del box muchos tienen esas características físicas, pero este hombre era al mimo tiempo militar, lo que ya le daba acceso a un grupo reducido con esas dos particularides. 

Y fue subiendo en la escala jerárquica militar llegando a ser uno de los dos ugandeses con rango de oficial cuando su país consiguió la independencia. Así que de allí a la presidencia de la república solo faltaba un brinco, mismo que dio en 1971 aprovechando un viaje al extranjero del presidente Milton Obote, quien al regresar ya estaba instalado en la silla presidencial Idi Amin Dada.

Y es realmente a partir de ese momento cuando los ugandeses -y luego el mundo- supieron quien era este señor, pues si se quiere conocer a alguien, se ocupa sólo darle poder.

Inventó una nueva guardia civil – militar absolutamente propia, que solo obedecía a él y comenzó la persecución de todos los opositores y/o posibles opositores. 

Los cuerpos de sus ‘enemigos’ caídos eran arrojados a los lagartos en el lago Victoria, y se decía -rumor que salió de su propia gente- que algunos cráneos los conservaba en refrigeración un tiempo y luego se los comía. Esto se supo por boca de Henry Kyemba, que fue su secretario particular y ministro de sanidad.

Amin trató de invadir Kenia pero los kenianos supieron defenderse de este monstruo y ante su fracaso militar, le echó el ojo a Tanzania, sacando del archivo un documento en el cual se decía que la provincia de Kagera era de Uganda, así que hizo lo mismo que con los cráneos de los enemigos, la merendó sin decir agua va.

Pero la respuesta de Tanzania fue tremenda, pues no defendió Kagera, sino que invadió Uganda y acabó con la dictadura del caníbal. 

El 11 de abril de 1979 el monstruo pidió refugio en Libia, que se le concedió pero en 1981 fue transferido a Gedda, en Arabia Saudita, lugar en donde estuvo quietecito, sin comerse a nadie -que se sepa- hasta que murió el 16 de agosto de 2003, fecha en que hubo festividades en Uganda y muchas otras partes del continenete africano.