17/May/2024
Editoriales

Llega la Vitrola… y comienza el desarrollo

Uno de los acontecimientos más relevantes del siglo XIX fue el del aparato casi diabólico que grababa sonidos y los reproducía. El mundo se asombraba con el adelanto de la ingeniería electrónica; los primeros fonógrafos llegaron a México en la época del presidente Porfirio Díaz, quien era un enamorado de los avances tecnológicos, y no se cansaba de repetir que el inventor Thomas Alva Edison era su amigo.

Como a lo bueno pronto nos acostumbramos, se convirtió en lugar común escuchar música en un fonógrafo, sobre todo en los hogares de las familias pudientes de la Capital, aunque también en Monterrey comenzaron a escucharse en las pomposas residencias por el rumbo del Obispado.

La Vitrola, conocida en nuestro país como Rocola, permitía tener una orquesta en casa, y disfrutar todos los exquisitos platillos musicales que producía la RCA Victor.

De eso ha pasado apenas un poco más de un siglo, y ese primitivo producto se ha transformado en una sorprendente industria que no se conformó con sólo grabar discos y venderlos, sino que invirtió en desarrollar instrumentos electrónicos multiusos, que eran inimaginables hasta hace apenas unos treinta años.

La música de la Rocola es ahora un complemento de las computadoras portátiles que brindan tantos servicios como una oficina entera.

 

 

Fuente: Beatriz Grajales, Los nuevos inventos del siglo XIX. México, Imprenta Antillas, 1965, p. 76