Octubre 17 de 1982: Se descubre un fraude contra PEMEX por siete mil millones de pesos; varias firmas estadounidenses están involucradas. El 6 de septiembre anterior, se había suscitado un incendio en la Torre de PEMEX ubicada en el Distrito Federal, que consumió seis pisos y que extrañamente no había en esa zona no había instalaciones que pudieran provocar la explosión que inició la quemazón.
Pero estaban en resguardo los documentos que posteriormente salieron a la luz pública de la adquisición de las embarcaciones Cantarell y Abkatum. Inmediatamente –el 19 de octubre- los ex funcionarios Jesús Chavarría e Ignacio de León, acusados de participar en el fraude mencionado, huyeron del país –rumbo a Chile gobernado por Augusto Pinochet-, doce días antes de que Miguel de la Madrid tomara protesta como presidente de México.
El ex director, ingeniero Jorge Díaz Serrano, había sido electo senador de la república y con la acusación de un fraude millonario fue desaforado por una Legislatura que votó en bloque a favor de ese acto de gobierno, con la honrosa excepción de la legisladora nuevoleonesa Carlota Vargas quien no se prestó al juego de vencidas y venganzas entre López Portillo y De la Madrid, considerando que JDS era chivo expiatorio. Con el tiempo, Ignacio de León desde Chile declaró como si fuera inocente, algo que muchos dudaron, pues nunca se presentó a declarar para defenderse ante la justicia mexicana.
Nunca supimos la verdad con detalles, pero esa danza de millones de pesos y dólares mal habidos en PEMEX ha sido pan de todos los días. La empresa paraestatal que maneja el petróleo en México ha sido fuente de empleo desde su fundación pero siempre ha sido saqueada; proveedores, funcionarios, y contratistas se han enriquecido, unos a buena ley, pero otros haciendo trampas en los volúmenes de adquisiciones, de obras y calidad de sus proyectos. Hoy día, continúan los malos manejos, desde los proveedores hasta los ordeñadores de combustible que extraen clandestinamente de la red de abasto, algo que nunca se ha podido controlar. Ciertamente trabajar con materiales valiosos representa un problema en cualquier parte del mundo, pero hay consideraciones de que en Brasil y en México, no se han medido en los saqueos. Qué pena pues la riqueza petrolera es de todos, no sólo de quienes la explotan.