Andrew Johnson -Decimoséptimo presidente- fue el sucesor de su amigo y malogrado presidente Abraham Lincoln

Recién terminada la guerra de secesión, y sabiendo que eso haría Lincoln, el demócrata Johnson buscó la readmisión de los estados secesionistas del sur, lo que enfureció a los republicanos radicales, quienes pedían que la reconstrucción de la Unión fuera vertical, es decir, de arriba hacia abajo de la sociedad y política sureñas, no como Johnson empezó. 

Johnson sufrió embates en la prensa y se tambaleó de la presidencia -plantearon un impeachment del que salió avante por un solo voto y logró terminar su periodo. 

En respuesta, los republicanos radicales instalaron gobiernos estatales duros y fomentaron a grupos racistas como el ku Kux Klan.

Johnson en lo general no fue un buen presidente, pues no pudo controlar las cosas, pero dejó como legado haberle comprado a Rusia la parte americana llamada Alaska. 

Además, los demócratas sureños fueron poco a poco regresando al poder pero implantando las leyes de Jim Crow (un famoso espectáculo musical cómico del actor Thomas D. Rice), que cuestionaban “tantas libertades” a los negros. 

De poco sirvió la postura frente a la esclavitud de Lincoln, pues los derechos de los afroamericanos pudieron ser efectivos gracias a las grandes luchas como la de Martin Luther King, entre los años cincuenta y sesenta. 

El actual presidente Joe Biden tiene en su favor haber sacado de la Casa Blanca a Donald Trump, pero su eficacia está a prueba en la desigual guerra entre Rusia y Ucrania.