18/Apr/2024
Editoriales

Hablando de Qatar

Sigue y se seguirá hablando de este Mundial, Goebbels decía “ganar un partido internacional es más importante para la gente, que capturar una ciudad”, todos los mundiales se quedan grabados en la memoria de los aficionados, por una cosa o por otra. Desde el Mundial de Brasil en 1950 con la final Brasil-Uruguay, conocido como el  maracanazo, que todavía los brasileños no lo olvidan ni lo olvidarán jamás,  el  nombre de Obdulio Varela lo llevarán por siempre ya que con su gol, sepultó las ilusiones de un País entero. Así como en las Copas Mundiales de 1934 y 1938, los jugadores de Italia y Alemania, saludaban con la palma de la mano en alto “vencer o morir”, ordenaba Mussolini.

 En el Mundial de México 70, la dictadura militar de Brasil, se apropió del mérito de haber ganado la última Copa Jules Rimet, ( el reglamento establecía que terminaba cuando un equipo la ganara por tercera vez), antes en 1966, la Copa fue robada de una vitrina en Londres terminado el Mundial, ni Scotland Yard pudo encontrarla. Un perro la encontró en un jardín de Londres. Después en 1983, la Copa desapareció en Río de Janeiro y fue convertida en lingotes de oro. Ya en 1962, el Presidente de la República Joao Goulart daba la verdadera dimensión de lo que significaba el fútbol en su País: “No tenemos arroz, ni pan, pero tenemos a Pelé, Garrincha, Amarildo. Y tenemos la Copa . Es lo principal”.

 En la Copa Mundial del 78 en Argentina, Videla junto a Henry Kissinger celebraban el triunfo de Campeones, mientras se arrojaban al mar cientos de cadáveres, la mayoría jóvenes que aún sus padres los buscan. En 1980, Uruguay celebró un torneo llamado Mundialito que celebraron los militares como suyo, mientras en las tribunas se escuchaba el cántico de los aficionados “se va acabar, se va acabar, la dictadura militar”.

  Me platicaba Kalusha Bwalya, cuando lo contratamos para  jugar en el América, que antes de venir, el 27 de abril de 1993, la selección de Zambia, a la que él pertenecía, viajaba a Dakar a jugar contra la Selección de Senegal, el avión se estrelló en el Océano Atlántico muriendo todos los seleccionados menos Kalucha, que jugaba para el PSV de Holanda y decidió viajar por su cuenta. Desde entonces, es considerado un héroe  nacional en Zambia y viaja con pasaporte diplomático. Hasta hace muy poco tiempo, era Presidente de la Federación de Fútbol de Zambia.

 Cuento unas cuántas anécdotas futbolísticas como un distractor del partido que se celebra hoy entre los equipos de Arabia Saudita y México, en el que nuestro representativo se juega todo por su clasificación. Lamentablemente no sólo depende de un triunfo, sino del número de goles que logre meter y clasificar apuradamente. Es una lástima haber llegado a momentos tan difíciles, pero así se dieron las cosas y esta situación seguramente provocará una reestructuración a niveles directivos del fútbol mexicano y pensar en entrenadores nacionales, por dar un nombre, Hugo Sánchez, el mejor jugador que ha dado México, triunfador en México y en España, y ya no pensar en importar entrenadores de otros países que no han dejado huella ni escuela en nuestro fútbol mexicano. Suerte para todos nosotros.