22/Nov/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Septiembre 22 de 1519: Entra Hernán Cortés y su ejército a la ciudad de Tlaxcala, posibilitando un acuerdo militar para enfrentar al enemigo común, el poderoso imperio Azteca. Los tlaxcaltecas eran contestatarios y enemigos declarados de sus vecinos que cobraban tributos a todos los pueblos que dominaban, por lo que hicieron valer la vieja fórmula que dice: “enemigo de mi enemigo, es mi amigo”. Recibieron a los españoles como a sus amigos y juntos potenciaron un ejército desigual pero poderoso pues Cortés y los suyos aportaban armas modernas y caballos mientras los tlaxcaltecas, amplios contingentes de guerreros que habían crecido luchando cuerpo a cuerpo con sus vecinos que intentaban en forma recurrente dominarlos. Hubo tan ‘buen amarre’ entrambos ejércitos, que Pedro de Alvarado desposó a la princesa hija del viejo Xicoténcatl, a quien se le conoció después con el nombre de Luisa. Cortés afirma en su Segunda Carta de prelación: “… tan grande y de tanta admiración, que aunque mucho de lo que della podría decir deje, lo poco que diré creo que es casi tan increíble, porque es muy mayor que Granada y muy más fuerte, y de tan buenos edificios, y de muy mucha gente que Granada tenía al tiempo que se ganó”. Cortés, un tipo muy vivo, se echó a la bolsa con su trato amable a los principales Maxixcatzin y Xicoténcatl, tanto que se les podía ver cerca de él la mayor parte del tiempo. No está claro el tema de sus largas conversaciones, porque pudiera ser que ellos le aconsejaran cómo atacar a sus vecinos, o Cortés les enseñara cosas que ellos ignoraban de la cultura española. Caído el Imperio, los tlaxcaltecas continuaron apoyando a sus aliados españoles durante la colonia, cuando establecieron pueblos al norte de Nueva España, como Saltillo donde fundaron un pequeño poblado gemelo a esta ciudad llamado San Esteban de los tlaxcaltecas. En cuanto a nuestro estado, algunos pueblos que ayudaron a fundar los tlaxcaltecas son: San Miguel de Aguayo (Bustamante), El Pueblo de la Nueva Tlaxcala de Nuestra Señora de Guadalupe (Guadalupe), Santiago de Sabinas (Sabinas Hidalgo), San Pedro Boca de Leones (Villaldama), Hualahuises y otros a los que apoyaban asentándose temporalmente para que las tribus locales respetaran a los colonizadores. Con el paso del tiempo, la cultura tlaxcalteca -especialmente la gastronómica basada en el maíz- fue metabolizada por la neoleonesa, al grado de parecer endémica de esta tierra.