Internacional

Moscú y Pekín mueven sus fichas en Irán

Irán  - Rusia y China hacían avanzar este jueves sus peones para seguir comerciando con Irán a pesar de la voluntad de Donald Trump de aislar económicamente a Teherán, mientras los europeos siguen buscando soluciones para conservar ese jugoso mercado.

La retirada estadounidense del acuerdo sobre el programa nuclear iraní, acompañada de la reimposición de importantes sanciones estadounidenses, generó de golpe considerables riesgos financieros para las empresas que querían invertir en Irán tras la firma de este documento histórico en 2015.

A medida que las multinacionales occidentales comienzan a retirar sus piezas del tablero, Rusia, aliada de Teherán que había mantenido los vínculos comerciales en tiempos de las sanciones occidentales, ha dado un paso importante para acercar a Irán a su zona de influencia económica.

La Unión Económica Euroasiática, encabezada por Moscú y que reúne a varias ex repúblicas soviéticas, firmó este jueves en Astaná un acuerdo preliminar con Irán. El objetivo es crear finalmente una zona de libre comercio reduciendo a partir de este momento los aranceles sobre ciertos productos durante tres años.

Si este acuerdo estaba en proceso de preparación desde 2016, mucho antes de la retirada estadounidense, muestra que Rusia y China tienen la intención de reforzar sus relaciones comerciales con Teherán a pesar del restablecimiento de las sanciones económicas de Washington.

Rusia condenó el anuncio de Donald Trump y busca, junto con los europeos, salvar el acuerdo. Su alianza con Teherán permite a sus empresas estar bien situadas para seguir comerciando con Irán, especialmente porque sus competidores occidentales tendrán mayor dificultad para continuar sus actividades a pesar de sus grandes inversiones.

Los rusos, cuyas relaciones con Occidente están en uno de sus puntos más bajos y que están acostumbrados a hacer negocios en un ambiente de sanciones económicas, no temen oponerse a Washington.

China, necesitada de hidrocarburos y primer socio comercial de Teherán, parece que también tiene la intención de hacer caso omiso a las sanciones estadounidenses para reforzar sus inversiones en Irán. Pese al riesgo de empeorar sus relaciones con Washington, tensas desde la introducción de aranceles por Estados Unidos sobre el acero y el aluminio.

De esta manera, frente a la probable retirada de la francesa Total de un proyecto de desarrollo del extenso campo gasístico iraní Pars-Sud, Irán advirtió inmediatamente que sería reemplazado por el gigante energético chino CNPC, socio de Total en este contrato de 4,8 mil millones de dólares.

El anuncio de este jueves del armador de barcos petroleros danés Maersk Tankers del cese de sus actividades en Irán parece también anunciar masivos abandonos de empresas europeas por miedo a represalias estadounidenses.

- Europa, a la zaga -

El acuerdo firmado en julio de 2015 después de años de negociaciones entre Irán y el grupo 5+1 (Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia) permitió congelar el programa nuclear iraní hasta 2025, a cambio de levantar parcialmente las sanciones internacionales contra Teherán.

Los europeos, que ven que se les escapa un mercado de miles de millones, se mueven para intentar esquivar las sanciones estadounidenses y mantener sus relaciones económicas con Irán. Pero más allá de la unidad aparente, es difícil implementar soluciones concretas.

"Trabajaremos para mantener el marco del acuerdo de 2015 independientemente de la decisión estadounidense. Pero de manera muy concreta, comprometiéndonos políticamente, permitiendo a nuestras empresas permanecer allí e impulsando a todas las partes a negociar sobre un acuerdo más amplio", declaró el presidente francés, Emmanuel Macron, en Sofía, donde están reunidos los dirigentes europeos.

"Todos en el seno de la Unión Europea estamos de acuerdo en que el acuerdo no es perfecto, pero que deberíamos continuar en él a pesar de todo y llevar a cabo negociaciones adicionales con Irán", dijo por su parte la canciller alemana, Angela Merkel.