Editoriales

¿Por qué se llama así Alaska?

Alaska es nombre aborigen usado por los esquimales de las islas para designar el continente y significa: “tierra grande”. En su lengua es “Alakchak” o “Alajeska”, que los rusos tradujeron como “Aliaska”, usado para designar la extensa península que proyecta el continente americano. Los esquimales no se llamaban a sí mismos con este nombre, pues tomaban el nombre de su tribu o de la situación geográfica que ocupaban. Los esquimales de Groenlandia y los de Bahía de Hudson se autonombran “Innuit”, que significa “hombre”.

Los vecinos del sur y algunos historiadores les llaman esquimales, y creen que viene del vocablo cri o algonquino “Askimai”, “Ayaskimé”, o “Esquimantisk”, que quiere decir ‘comedores de carne cruda’. Hay otra versión menos aceptada, que dice que ese vocablo se refiere al tipo de calzado usado por el pueblo y que es propio para andar en la nieve. Los primeros humanos que vinieron de Siberia al continente americano pasaron por Alaska –a través del estrecho de Bering-, hace unos 10 mil años.  por cierto, se llama así ese Estrecho porque Vitus Bering, un marinero de Dinamarca lo descubrió en 1728, cuando el Zar de Rusia le envió a explorar.

Este Bering regresó en 1741 pero ahora ya vino con cazadores de pieles y su viaje fue un éxito económico. Se inauguró así a finales del siglo XVIII un nuevo negocio, y se concretó un primer asentamiento europeo en Alaska en 1784, en lo que se nombró Bahía de los Tres  Santos, hoy Kodiak. Pero tras la guerra de Crimea, (1853 – 1856) disminuyó el interés por estas ricas e inhóspitas tierras, por lo que el 18 de octubre de 1867, Alaska fue adquirida por el comprador número uno de tierra en la historia de la humanidad: Los  Estados Unidos de América. El precio de la venta fue exorbitante: dos centavos el acre, que en total sumó 7. 2 millones de dólares, pues estamos hablando de 938 mil km2 de tierras frías. Por cierto, la prensa norteamericana criticó durísimo a William Henry Seward, secretario de Estado y encargado de las negociaciones con Rusia, a quien acusaban de haber adquirido: “El congelador de Seward”, o “Friolandia”, calificando a la operación como “la locura de Seward” y otros apodos propios de un país con libertad de prensa. Esto era una crítica ‘justificada’ porque en 1848, Estados Unidos había ‘comprado’ todo el territorio nórdico mexicano a precio de ganga y se trataba de tierras vecinas y ricas en todo tipo de valores con clima templado. Como siempre en una operación de ese tamaño hubo críticas de las dos partes, pues en Rusia decían  que Seward había hacho el negocio del siglo, pues sólo las riquezas del subsuelo de Alaska eran varias veces más grandes que los 7 millones de dólares. Y efectivamente, en 1880 se descubrió oro y se instalaron empacadoras de salmón; una conseja popular afirma que el dinero se va con quien lo ama, y Estados Unidos ama al dinero. Luego de largos trámites internos, el 3 de febrero de 1959, el territorio de Alaska fue aprobado en el Poder Legislativo norteamericano como el Estado número 49 de EUA. Desde luego que los habitantes de Alaska no intervinieron en las negociaciones.