18/May/2024
Editoriales

La historia del conflicto Rusia-Ucrania aún no se escribe

Descartes ‘nos habilita’ para escribir la historia cuando dice que el hombre puede pensar acerca de su propio pensamiento. 

Por su parte, Voltaire toma una radiografía al concepto de historia, afirmando que “Los hechos y las fechas son el esqueleto de la historia…”. 

Considerando a estos grandes maestros, inferimos que el ‘historiador habilitado’ debe redactar la historia con datos duros, para no ser sólo amanuense inconsciente o un novelista. 

Los historiadores de carrera traen consigo una disciplina esquemática de investigación-redacción de los fenómenos históricos, pero es necesario que tomen la vanguardia en las interpretaciones de lo historiado. 

Desde luego que la historia de los vencedores debe ser considerada, pero también se debe consignar las versiones contrarias, pues algunas veces son aclaraciones antípodas que complementan el cuadro histórico.

Hoy día se desarrolla una guerra desigual, la del gigante que ataca al pequeño, la de una gran nación que masacra a otra soberana -y chica- tan solo para dilatar su territorio.

Los mexicanos asistimos en primera fila al estreno de esa película, pagamos muy caro el boleto en la taquilla y no había autoridad ni opinión pública internacional a quien acudir.  

Sin embargo, ahora Rusia también tiene argumentos que los occidentales no escuchamos. 

La gota que derramó el vaso de agua ruso -casi siempre lleno de ambiciones expansionistas de Putin- fue el posible ingreso de Ucrania a la OTAN.

Ucrania estaría desempeñando el mismo papel que Cuba en la crisis de los misiles soviéticos en la Isla en el mes de octubre del año 1962, que casi provocó una guerra nuclear y culminó en el retiro de los misiles en Cuba, pero también los de Estados Unidos en Turquía.

No me atrevo a decir que la historia sirve para saber la verdad, pues casi siempre hay varias verdades y generalmente, encontradas entre sí. 

Para historiar es recomendable considerar las crónicas cotidianas, pues una crónica bien escrita -sustentada en datos duros- con el paso del tiempo puede ser la historia misma, siempre dejando que repose un buen tiempo, el suficiente para que el final de la trama se descubra.