10/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Septiembre 13 de 1943: envía el gobernador Bonifacio Salinas Leal al Congreso del Estado la iniciativa de Ley Orgánica para la segunda Universidad de Nuevo León, desapareciendo en automático al Consejo de Cultura Superior, que desde septiembre de 1935 tenía injerencia en las Escuelas y Facultades. En mayo 31 de 1933 se promulgó la primera Ley Orgánica de la Universidad que tenía como lema: “Mi raza como norma, la humanidad como horizonte”. Pero ya para septiembre de 1934 el gobernador Pablo Quiroga había desaparecido a la Universidad de Nuevo León, y un año después había instalándose el Consejo de Cultura Superior, cuyo titular fue el destacado médico Ángel Martínez Villarreal. La nueva Universidad de Nuevo León empieza reformando todo, comenzando con el lema, pues ya sería: “Alere Flamam Veritatis”. Su desarrollo ha sido admirable en cerca de nueve décadas, pues hace unos días, por ejemplo, el rector Rogelio Garza Rivera entregó cuatro distinciones académicas de Doctor Honoris Causa a sendos egresados de esa Casa de Estudios universitarios en las personas de: la ministra de la Suprema Corte de Justicia, Ana Margarita Ríos – Farjat; y el economista Everardo Elizondo Almaguer; más al físico estadounidense Bennet B. Goldberg; y al académico mexicano Francisco Javier Marmolejo, presidente de Educación Superior en la Fundación Qatar para la Educación, Ciencia y Desarrollo. 

Con este acto queda de manifiesto que la Universidad Autónoma de Nuevo León reconoce a sus hijos más distinguidos en el ejercicio de su profesión y, al mismo tiempo, sigue haciéndolo con quienes no se formaron en sus aulas pero se han distinguido con sus aportaciones a la humanidad. 

Su población estudiantil rebasa los 220 mil; sus instalaciones son del primer nivel nacional, sus triunfos deportivos en las olimpiadas estudiantiles, y muchos otros indicadores académicos y culturales nos permiten afirmar que la Universidad Autónoma de Nuevo León, es desde su fundación un invaluable apoyo para el desarrollo de nuestro Estado, y su vigorosa presencia en la vida profesional, deportiva y cultural es inigualable.