05/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Julio 22 de 1835: el ex embajador de México en Francia, Lorenzo de Zavala, se declara en una reunión de colonos en San Felipe, Texas, en favor de la rebelión y asegura que el Gobierno de México es incapaz de reprimirlos por la vía armada.

El año de 1835 fue muy malo para nuestro país, y más con las traiciones como la que hoy comentamos. Ese año empezó mal desde que el 4 de enero que, entre los nuevos diputados que tomaron posesión de sus curules, estaba una mayoría de diputados centralistas, pues a todas luces se estaba preparando la implantación del Centralismo como nuevo sistema de Gobierno. El presidente Santa Anna, como era su costumbre, se retiró para irse a “recuperar de una enfermedad” en su hacienda veracruzana Manga de Clavo.

Esto había sido el día 26 y al día siguiente, el Congreso cesó de su cargo como vicepresidente a Valentín Gómez Farías, en una jugada que obviamente había sido operada por Santa Anna, puesto que entre él y Gómez Farías existía una paz aparente, pero siempre terminaban chocando por aspectos ideológicos. Y al siguiente día -el 28 de enero de 1835-, el Congreso nacional nombró al general Miguel Barragán presidente de México. Durante los meses siguientes sucedieron hechos de armas lamentables, como el de Zacatecas que Santa Anna aplastó a las fuerzas locales y separó a Aguascalientes de Zacatecas erigiéndolo como un estado independiente.

Esto hizo que en octubre 25 de ese mismo año, Zavala dirigiera una proclama a los mexicanos que vivían en Texas pidiéndoles apoyo para separar ese estado de México. Se estaba fraguando la independencia de Texas, para después sumarse a Estados Unidos como una estrella más en su bandera; en verdad que en esos tiempos México vivió una pesadilla que podríamos darle el nombre de Santa Anna.