05/May/2024
Editoriales

El renunciante. Cuentete

Quiero renunciar a la presidencia del partido, le dijo Raúl Concha Bado al sabio Manuel, porque no gobierna y sus candidatos no obtienen votos suficientes para incrementar las prerrogativas, por lo que batallo hasta para pagar la luz de la oficina.

Quiero pedirte el favor de que redactes mi renuncia explicando al Comité Ejecutivo Nacional la realidad en Nuevo León, pues en cada proceso electoral con trabajos conservamos nuestro registro ante el INE, y estoy decepcionado de la política.

Tú sabes bien de qué te hablo, sabio Manuel, pues tus dos hijos, Manuelito y Tenchita son cercanos a mi dirigencia, y seguramente estás muy bien informado.

El sabio Manuel de inmediato redactó la carta solicitada que decía así:

Señora Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional de mi Partido:

Renuncio a la presidencia del Comité Ejecutivo Estatal.

Estoy consciente de la importancia que tiene para la salud democrática del país y del estado la existencia de partidos de oposición.

Critican al gobierno y proponen alternativas de solución desde otra perspectiva, coadyuvando a normar criterios realistas, pues las leyes y los gobiernos lo son para todos, no sólo para una facción del pueblo.

El nuestro representa a un segmento de la sociedad que tiene alto nivel académico; profesionistas con grados de maestría y doctorado que aspiran a aportar sus conocimientos en bien de las mayorías.

Participan en política sin el afán de gobernar para hacerse de riquezas mal habidas, y no tienen obsesión por la fama y el poder.  

Cuando los he convocado a un evento, sin importar que haga demasiado calor, o demasiado frío, que sea día feriado o fin de semana, la mayoría asiste con ganas de participar.

Ninguno de los miembros del partido se ha negado a ser candidato, a sabiendas de que perderá la votación, pues el electorado no vota por quien más sabe, sino por el que le cae bien, o tiene buena figura física, o por quien se ve muy bragado o si es mujer, muy entrona.

Pero estoy cansado y renuncio; gracias por la oportunidad. 

Atentamente:

Raúl Concha Bado.

Pasaron los días y se encontraron Raúl y el sabio Manuel, y éste le pregunta cómo le fue con su renuncia.

_No la envié, dijo Raúl. Cuando leí tu carta entendí que mi vocación es la política; gracias.