06/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Abril 17 de 1865: sale de Monterrey el general Miguel Negrete rumbo al puerto de Matamoros con seis mil hombres y 22 piezas de artillería, para atacar al ejército invasor francés dirigido por el general mexicano Tomás Mejía. Los invasores habían llegado a México tres años antes propinando tremendas derrotas al Ejército Republicano, con la honrosa excepción de la Batalla del 5 de Mayo conocida como “La Batalla de Puebla”. Tomaron la Ciudad de México y el 18 de diciembre de 1863 cayó Morelia, y apenas iniciaba 1864 cuando también cayó Guadalajara. El presidente Juárez, en su histórico éxodo, deambulaba con su gobierno por los estados del norte, pues los franceses también habían tomado Campeche. Ellos iban sobre Juárez, y comenzaron a marchar al norte, tomando el 2 de febrero Aguascalientes y Matehuala, y Juárez que estaba instalado en Monterrey, tomó la decisión de irse rumbo a Chihuahua. Por su parte, Maximiliano y Carlota habían entrado a la Ciudad de México el 12 de junio de 1864, y se reorganizó la ofensiva francesa tomando sorpresivamente el 27 de septiembre anterior el puerto de Matamoros, y el 13 de noviembre bloqueó el puerto de Mazatlán.

Así que, tomadas las principales ciudades del centro del país y los puertos de Matamoros y Mazatlán, Juárez no tenía otra salida más que al norte, pero irse a Estados Unidos sería abandonar el país, por más amigable que se movió rumbo a Chihuahua. Los republicanos defendían al presidente Juárez, pues era todo lo que quedaba, y la institución presidencial podía aún rescatar al país, pero si fuese atrapado por los franceses la República se perdería en definitiva; así comenzó el año 1865. El audaz plan republicano iniciaba con desalojar a Mejía de Matamoros y por allí sacar a Júarez y su gabinete por mar hasta un pueblo de pescadores llamado Payo Obispo -hoy Chetumal, Quintana Roo- y de ahí por tierra a Tabasco, importante bastión republicano. Para ello, Miguel Negrete, ministro de Guerra y Marina, atacaría Matamoros saliendo de nuestra Ciudad el 17 de abril de 1865 -fecha que hoy conmemoramos- con seis mil hombres dispuestos a ganar la batalla, pues llevaba mayores capacidades de fuego y número de efectivos.

Pero Tomás Mejía el mexicano que dirigía a los invasores también era un gran militar, que había luchado contra el invasor norteamericano, y había sido un patriota de ideas monárquicas, esperaba bien fortificado el embate de las fuerzas de Negrete. Y la suerte favoreció a Mejía pues días antes se reunió con el general confederado (esclavista) Slaugther y habían llegado a un acuerdo secreto. Cuando el 30 de abril de 1865 Miguel Negrete intentaría asaltar el Puerto de Matamoros, fue atacado por las fuerzas defensivas de Mejía, y sorpresivameente, el “Vapor” Antonia, desde el Río Bravo disparaba sus cañones contra los republicanos. Negrete y su gente fueron sorprendidos por el ataque de una embarcación de guerra pues no estaba entrenada para ello, y entre los dos fuegos, el terrestre y el naval, fueron derrotados. Negrete se retiró en orden sin perder un gran número de soldados. Benito Juárez escribiría a su secretario Pedro Santacilia: “Hasta aquí nada hay perdido y Negrete ha obrado conforme a mis instrucciones de no aventurar una batalla si no hay probabilidades de buen éxito”. Desde luego que la derrota fue total, pero no definitiva, pues muchos de esos hombres que sobrevivieron a la mancuerna internacional de Mejía - Slaugther participarían después en la Batalla de Santa Gertrudis -16 de julio de 1866-, la toma de la Ciudad de México -21 de junio de 1867-, y  la Toma de Querétaro, el 15 de Mayo de 1867, históricas y definitivas victorias de México frente al invasor francés. Finalmente se restableció la República mexicana y el invasor mordió el polvo frente a los nuestros que se comportaron como lo que eran: verdaderos héroes.