07/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Junio 23 de 1937: promulga el presidente Lázaro Cárdenas el decreto mediante el cual se nacionalizan los ferrocarriles de México. Para hacerlo, se apoyó en la Ley de Expropiación de 1936, por lo que sin duda se trató de un acto legal, acaso el debate se daba por el pago de la indemnización y de sus respectivos intereses. El paso siguiente se dio una semana después, en junio 30 de ese mismo año, cuando el presidente Cárdenas emitió otro decreto, ahora basado en la Ley de Secretarías y Departamentos de Estado, para crear el Departamento de Ferrocarriles Nacionales de México, y para cerrar el círculo ideológico, el 1º de mayo de 1938 tomó la protesta a la nueva dirección de Ferrocarriles, que dependía ahora de los trabajadores.

Es claro que el gobierno constructor de la mayor cantidad de kilómetros de vías del ferrocarril fue el del presidente Porfirio Díaz, pero Lázaro Cárdenas además de nacionalizarlo, le dio un enfoque social desde el momento de entregarle el sistema a los trabajadores para que lo administraran. El presidente López Obrador está empeñado en terminar la construcción del Tren Maya, una obra que atraviesa la selva de la península de Yucatán para dar servicio de pasajeros como transporte local y para turistas, así como para transporte de carga por el sureste mexicano. El proceso de construcción es la causa de protestas de algunos grupos de la región y de ecologistas por los daños causados a la selva y sus riquezas naturales, así como a los sorpresivos cambios de trazo. También está en el centro de una discusión el hecho de que el gobierno ha expropiado las instalaciones de un tramo de la vía del ferrocarril que -siendo propiedad de la nación, como todas las instalaciones ferroviarias- es mantenida y operada por la empresa privada Ferromex que corre de Medias Aguas a Coatzacoalcos; de Hibueras a Minatitlán; y de El Chapo a Coatzacoalcos. Hay prisa del gobierno para terminar el Tren Maya, y ojalá que sea una obra realmente útil para la península de Yucatán, pues el costo en dinero y en recursos naturales es enorme.